Paysandú, Miércoles 28 de Abril de 2010
Opinion | 26 Abr En el marco de la acertada tesis de que no debe descartarse a priori ninguna alternativa para el Uruguay a efectos de mejorar su perfil de disponibilidad energética, el gobierno y la oposición reactivarán la comisión multipartidaria que analiza la utilización de energía nuclear en el país, de acuerdo a lo expresado ante la Comisión de Industrias de la Cámara de Diputados por el titular de Industrias, Energía y Minería, Ing. Roberto Kreimerman.
Entre otros aspectos, el secretario de Estado dijo que se encargará un estudio de opinión pública sobre la percepción de la energía nuclear en el país y se seguirán los pasos que establece la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Entre otros aspectos, los legisladores plantearon al ministro la derogación del artículo 27 de la Ley 16.832, que prohíbe el uso de la energía nuclear en el país y sobre lo cual no se pronunció el titular de la referida cartera, por lo cual se augura un trabajo intenso a nivel político, con apoyo técnico, a efectos de analizar en todos sus aspectos las connotaciones de un vuelco del Uruguay al uso de la energía nuclear para generar electricidad, como se hace en muchos países.
Por cierto, hay tantos elementos a favor como en contra para decidir en torno al uso de la energía atómica, y el vuelco hacia una u otra opción debe sopesarse en base a las urgencias y necesidades del país, evaluando asimismo las perspectivas de poner en marcha otras opciones de generación.
Debe tenerse presente que por cierto Uruguay dista de haber agotado todas las opciones y que recién está por embarcarse en aprovechar de manera más extensiva alternativas como la energía eólica y la biomasa, consideradas limpias y a la vez renovables, pero sobre todo que no significan dependencia en materia prima y tecnologías del extranjero.
En el caso de la energía nuclear, además, no es un secreto para nadie que el formidable obstáculo es la deposición de los residuos contaminantes, que no se degradan por ninguna tecnología disponible y que por lo tanto deben ser depositados en lugares lejanos, bajo tierra o agua, en barriles sellados, a la espera de que algún día aparezca la tecnología que permita degradarlos o transformarlos. Mientras tanto, todo el ecosistema seguirá pendiendo de esta grave amenaza para la propia subsistencia del planeta.
Como en todos los casos, deben evaluarse los pro y los contra, la relación costo-beneficio a la hora de la adopción de decisiones, y ello explica que se haya integrado ya desde la Administración Vázquez, pero con escasos avances, una comisión interpartidaria que analizará la problemática desde varios puntos de vista, y no solo desde el técnico, teniendo en cuenta sus implicaciones.
Precisamente una pauta de lo que se juega en este caso la da la nueva coordinadora de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Uruguay, Susan McDade, quien en declaraciones al diario El País evaluó negativamente la perspectiva del uso de energía nuclear por nuestro país.
Consideró que Uruguay es en materia energética un país con muy buena conectividad pero con energía muy cara. “La estructura existe y llega a los hogares, pero es cara, porque depende de importaciones”, dijo y agregó que “todo el empuje sobre el uso eficiente de energía es muy válido, porque se ve que se usa la energía de modo muy ineficiente, y eso es muy costoso para el Estado”.
Sostuvo que por razones de precio y condiciones de país, el Uruguay debería valorar la opción de la energía eólica y los biocombustibles, pero teniendo en cuenta que estos últimos “no pueden desplazar a la agricultura que hace comida”, y desaconsejó la energía nuclear. “A nivel global, uno de los problemas no resueltos de la energía nuclear es el manejo de los desechos. Ningún país ha encontrado una solución real a esto. Ni en Canadá, Suecia o Francia hay un sistema que permita manejar esto todavía. Al no haber tecnología segura, tampoco hay seguridades económicas. ¿Qué pasa si luego hay que pagar cinco veces más para gestionar estos desechos?”, preguntó.
La pregunta, una más entre tantas, es muy válida, pero es solo una de las facetas de una problemática en la que adoptar una decisión no es fácil, porque sus consecuencias, tanto las buenas como las malas, se verán en el mediano y largo plazo, hay opiniones encontradas en lo político, lo técnico y lo estratégico, y lo que es peor, es un tema tan serio que no hay lugar para las improvisaciones a las que lamentablemente somos tan afectos los uruguayos.
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