Deportes | 28 Abr Este 2010 puede ser el año en el que se termine, al menos parcialmente, la integración del fútbol uruguayo. Es que la Primera División podría quedarse sin un representante del Interior en caso de que Tacuarembó se vaya al descenso una vez disputada la última fecha del Clausura y si ninguno de los de “tierra adentro” logra subir desde la Segunda División Profesional. Más allá de que habrá que esperar qué sucede en la última fecha del Clausura, y en la divisional de ascenso, la posibilidad está latente.
Por el momento, los rojos del Norte pelean palmo a palmo el último descenso con Cerrito, por lo que uno de los dos acompañará en la próxima temporada a dos del Interior que ya confirmaron su caída a la segunda división, es decir Atenas y Cerro Largo.
Juventud de Las Piedras es el único equipo del Interior que podría ascender, pero no depende de sí mismo ya que tiene a tres puntos a Miramar Misiones y a uno a Bella Vista, dos de los candidatos junto a El Tanque Sisley.
Es por eso que es factible que a partir del próximo Torneo Apertura el Interior se quede sin representantes en el círculo de privilegio, lo que daría por culminada la integración –al menos por la próxima temporada—en Primera.
Más allá de todo, está claro que las reglas no son justas con unos y otros, y esto ha quedado demostrado no solo en cuanto a lo deportivo sino en lo económico. Los clubes del Interior que han querido hincarle el diente a la máxima categoría del fútbol uruguayo no solo no lograron réditos deportivos importantes sino mucho menos económicos.
En lo deportivo, apenas si puede rescatarse el Apertura 2005 logrado por parte de Rocha, que luego caería en las finales del Uruguayo ante Nacional. Rocha, que sería el primer equipo del Interior en participar de una Libertadores (2006), estuvo a punto de desaparecer el pasado año y hoy deambula en el ascenso. Desde el punto de vista económico, las cosas no fueron como se esperaban. Si bien aquello de que el fútbol del Interior alimenta al profesionalismo cimentó la esperanza de poder desarrollarse con la venta de jugadores, la realidad destrozó por goleada a esa ilusión. Así fueron desapareciendo poco a poco equipos que habían sido pioneros en sumarse al fútbol profesional, como Frontera de Rivera y hasta el propio Paysandú BV, que fueron devorados por las deudas y cuyo camino siguieron varios equipos del Interior. Hoy, como siempre, el Interior terminó siendo una cantera de jugadores baratos destinados a que los clubes de Montevideo hicieran su negocio a pura ganancia y sin riesgo de pérdida. Y más allá de lo que suceda con Tacuarembó, uno de los últimos sobrevivientes de su especie, está a la vista que la integración es una utopía si a nadie se le ocurre antes poner en igualdad de condiciones a todos los protagonistas.