Paysandú, Jueves 29 de Abril de 2010

Los feriados también son parte de los privilegios

Opinion | 29 Abr Ya forma parte del folclore nacional la colección de feriados y “encimes” de fines de semana largos de que gozan los funcionarios públicos en nuestro país, que sin dudas se han ido sumando con el paso del tiempo a partir de la sucesión de gobiernos que han buscado congraciarse con las agremiaciones que los nuclea y como al fin de cuentas quien paga los asuetos no tiene forma de oponerse, es decir los ciudadanos que no tienen esos privilegios, se han concedido graciosamente feriados hasta por fechas que muy pocos recuerdan lo que se conmemora.
Naturalmente, un día no trabajado forma parte de un período improductivo y como nada es gratuito en la vida, siempre alguien lo termina pagando, y así se dan los agudos contrastes entre la burocracia que se va de feriado en feriado, mientras en el otro extremo el hombre de campo, el productor, el microempresario, el cuentapropista, no sabe siquiera lo que es un domingo ni licencias, porque el ciclo de la naturaleza sigue adelante y las circunstancias marcan el ritmo al que debe acompasarse el hombre.
Las agremiaciones de trabajadores nucleadas en el Pit Cnt, que reúnen sindicatos tanto públicos como privados, son conducidas por una organización sindical que al hacer un culto de la unidad y de la solidaridad, consideran que es un acto de justicia poner en una misma bolsa a públicos y privados como “explotados”, cuando la realidad es muy distinta, porque los privilegios, inamovilidades, trabajo liviano y feriados de que gozan la mayoría de los funcionarios públicos recaen sobre las espaldas de sus colegas privados, que no tienen al benévolo y complaciente Estado con sus dependientes para tolerar y sobre todo financiar este esquema de improductividad e ineficiencia.
No puede extrañar entonces que la central sindical esté dominada por los gremios estatales, junto a algunos sindicatos fuertes del sector privado –que son los menos-- y que las reivindicaciones muchas veces se lleven adelante bajo presión de paros o medidas de fuerza al amparo de la inamovilidad y posibles costos políticos al que no quiere quedar expuesto el gobierno de turno.
En una actitud diferente a la que mantuvo cuando era oposición, el Frente Amplio está analizando críticamente este escenario, desde que existen manifiestas injusticias e incongruencias no solo entre el funcionariado público y los privados, sino también dentro del propio Estado, donde hay áreas muy bien remuneradas, con tareas que no presentan mayor exigencia, y sectores sumergidos como la Policía y los militares, con muy pobres remuneraciones y sometidos a exigencias y horarios sobrecargados.
En el último Consejo de Ministros, el presidente José Mujica retomó la línea argumental que esbozó en el discurso pronunciado ante la Asamblea General el 1º de marzo, y señaló la gran diferencia que hay entre los feriados o días franco entre los trabajadores públicos en relación con los privados. Según da cuenta El Observador, puso como ejemplo los días libres en Semana Santa o en Carnaval, cuando los públicos gozan de más días de asueto que los privados. O también otros feriados laborales, en los que el sector público no cumple funciones, pero sí lo hacen los privados.
Precisamente indica el matutino que son 13 los feriados laborales por año en los cuales los trabajadores públicos no cumplen funciones, a lo que se agrega el “día del funcionario” de cada una de las reparticiones estatales, cuando también gozan de asueto, en tanto además hay cinco feriados no laborables en el año, tanto para privados como para estatales. A ello se agrega, como señaló el vicepresidente Danilo Astori, que los funcionarios públicos asimismo cobran un porcentaje mayor que los privados en caso de licencia por enfermedad.
La reflexión de los titulares del Poder Ejecutivo viene a cuento de los planteos de las organizaciones estatales nucleadas en COFE, que piden más aumentos salariales en la negociación con el gobierno, en tanto es idea de Mujica plantear estas asimetrías sobre la mesa para dar una idea de la desproporción entre obligaciones y beneficios.
Ahora, más allá de estas argumentaciones, la pregunta es quién le pone el cascabel al gato, tras reflexiones que seguramente son compartidas por muchos y que por supuesto el uruguayo de a pie las plantea una y otra vez cuando salen a luz estas desigualdades.
Es que una cosa es proclamar, con toda razón, que hay hijos y entenados, con los beneficios siempre del lado de quienes trabajan para el Estado, y otra muy distinta –que hasta ahora no se ha hecho-- el asumir las responsabilidades y tener la voluntad política para cambiar las cosas, en tanto el Pit Cnt reivindica una y otra vez la lucha de clases por motivaciones ideológicas, y evita reconocer que al trabajador privado se le carga invariablemente sobre sus espaldas el costo de los aumentos y beneficios que recibe el sector público.


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