Paysandú, Viernes 30 de Abril de 2010

Educación abstracta y excluyente

Opinion | 27 Abr Sin duda que los altos índices de deserción del alumnado de Educación Secundaria son un síndrome de nuestros tiempos, a la vez que un fenómeno gradual pero persistente en el Uruguay, con algunas particularidades que es preciso desmenuzar a efectos de realmente encontrar las causas y elaborar el consecuente diagnóstico.
Así, de acuerdo a la evaluación formulada por expertos que participaron en un taller sobre la educación media realizado en Montevideo, surge una serie de conclusiones que confirman un escenario de degradación de valores que se traduce en un muy bajo nivel de la enseñanza.
Precisamente, Uruguay es el país con la menor tasa de egreso de Secundaria de la región, y según varios especialistas el modelo uruguayo de educación media –francés, de pensamiento abstracto-- está perimido, y no permite que la mayoría lo supere.
De acuerdo a los datos que recoge El País, actualmente solo uno de cada tres estudiantes que ingresan al liceo logran terminarlo, y en este contexto, entre 1990 y 2006, Uruguay pasó del puesto número cinco al décimo en América Latina en cuanto al nivel de egresos de Secundaria.
El ex director del Codicen Daniel Corbo señaló al respecto que a pesar de que se bajaron las exigencias permanentemente durante los últimos años, en Secundaria aumentaron la repetición y la deserción con el componente de que el sistema de Secundaria “es selectivo, en la medida en que pone unas condiciones de trabajo y un diseño de oferta que expulsa a algunos alumnos”.
Un informe de Unicef revela que Uruguay debe “asumir como una emergencia educativa nacional el estancamiento que exhibe desde hace décadas en la enseñanza media” y que encontrará “obstáculos insalvables al desarrollo nacional” si ello no se revierte, en tanto Corbo insiste en que el sistema educativo de Secundaria debería “tener una profesión técnica a quienes no alcanzan un nivel suficiente para seguir una carrera universitaria, en lugar de expulsarlos del sistema”.
Pero sobre todo el ex jerarca enfatizó que “Uruguay sigue con una matriz francesa, intelectual, literaria, de pensamiento abstracto, cuando en muchos lados se enfatiza lo técnico, las ciencias, la experimentación, los proyectos, el manejo de la realidad vinculados a la producción y al trabajo”.
En este último pensamiento sin dudas que el docente ha dado en el clavo respecto a un perfil histórico de nuestra educación media, donde se imparte un conocimiento general abstracto, efectivamente, desconectado de la realidad y donde el estudiante se siente en un mundo distinto al que comparte a diario. Lo que es peor, se retrasa sensiblemente la capacitación de miles y miles de estudiantes que tienen sus miras puestas en formación como técnicos o mano de obra calificada en determinadas áreas en las que a esa edad la única forma posible de lograrlo se da en determinados institutos técnicos privados.
No existe tampoco una orientación vocacional adecuada, que necesita imperiosamente un adolescente ya desde su ingreso a Secundaria para conocer la amplia gama de posibilidades que se le abre en caso de seguir su inclinación natural y la tendencia del mercado laboral, lo que explica que el estudiante salga de Secundaria “sin ser nada” y recién con una supuesta base para empezar a capacitarse o eventualmente seguir una carrera universitaria tradicional.
Como bien sostiene Corbo, la abstracción es una de las mayores falencias de esta fase de la educación, que puede explicarse en Primaria pero no en la Educación Media, donde el estudiante debe tomar contacto con una realidad que marcará su futuro, y para la que necesita contar ya con una formación por lo menos primaria desde el punto de vista profesional para su inserción en el mercado laboral.
Estas carencias podían más o menos quedar disimuladas en otras épocas, donde los desafíos eran otros, pero no en el mundo actual, donde el joven necesita muchas veces trabajar a temprana edad, sobre todo en el caso de hogares de menores recursos, y se encuentra al fin de cuentas en el egreso de Secundaria con un cúmulo de conocimientos de carácter general, solo como punto de apoyo para una posterior formación profesional, en la que seguramente descartará la mayoría de las materias que tuvo que cursar en el marco de esta abstracción tan distante de la realidad. Ello indica que es preciso repensar a fondo el perfil de nuestra educación secundaria, para adecuarla a los tiempos y las necesidades del país, desde que seguimos dilapidando tiempo, recursos humanos y materiales sin ofrecer las respuestas que necesitan nuestros jóvenes.


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