Locales | 26 Abr Quienes tengan más de 30 años probablemente atesoren recuerdos de un parque “París-Londres” colmado de gente en un domingo, con familias disfrutando tanto de los juegos y hamacas como del arroyo Sacra. Allí había un pequeño lago artificial con una “cascada”, una casita de fiestas sobre la margen sur con escalinata y al pie una plataforma de hormigón que daba al lago, donde incluso había quienes navegaban en botes a remo.
Aunque ya en la década del 80 los padres no permitían a sus hijos bañarse allí, porque “puede haber ramas o pozos escondidos bajo el agua”, era común encontrar decenas de personas de todas las edades a las orillas del arroyo, pescando mojarritas o tomando mate con tortas fritas en una tarde de esparcimiento.
Hoy de todo ese hermoso entorno natural y artificial solo quedan ruinas, donde el lago o “piscina” fue eliminado cuando destruyeron el paredón de la presa por la contaminación de las aguas, la escalinata de ladrillos y el “puerto” fue arrastrado por la corriente del arroyo y los basurales ocupan los espacios donde antes las familias ubicaban sus reposeras.