Opinion | 03 May La elecciones departamentales que se dilucidarán el próximo domingo presentan en esta oportunidad la particularidad de incorporar también como cargos electivos a los titulares y concejales de las alcaldías, lo que apunta a una descentralización en el ejercicio del gobierno en cada departamento, que desde el punto de vista electoral resulta un ingrediente adicional para el elector del interior departamental.
Igualmente, pese a este intento, la normativa establece que se mantienen dependencias desde el punto de vista de los recursos y hasta de gestión del gobierno departamental, lo que no obsta para que igualmente donde se desarrollan actos eleccionarios locales --en este caso Guichón, Porvenir y Quebracho en Paysandú-- haya una motivación adicional para los votantes.
Es decir que hay más en juego en esta elección municipal que en la anterior, lo que explica la efervescencia especial en los lugares en los que se eligen representantes locales, con un colorido adicional en las propuestas que se plantean a los vecinos, que trascienden la figura del intendente.
Y en este contexto, felizmente corresponde destacar la corrección con que se están desarrollando las campañas electorales de los respectivos candidatos a intendente, incluyendo las caravanas y actos en los que se congregan personas cuyo acceso naturalmente no se puede controlar, y por lo tanto siempre se está expuesto a que haya desubicados que desvirtúen lo que debería ser una auténtica fiesta cívica.
Debe tenerse presente que también ha contribuido a este escenario alentador para la democracia que los candidatos, más allá del intercambio de críticas y cuestionamientos que se formulan en todo acto electoral, se han mantenido al margen del intercambio de gruesos epítetos y acusaciones lanzadas alegremente al viento que han signado otros actos electorales en nuestro país, lo que habla bien de su integridad y del respeto hacia la inteligencia del ciudadano.