Paysandú, Sábado 08 de Mayo de 2010
Locales | 02 May BASE CIENTÍFICA ANTÁRTICA ARTIGAS, Isla Rey Jorge. (Por Lorena Castellano Rivero). Tras no ser adecuadas para el vuelo las condiciones meteorológicas y posponerse el viernes, ayer la misión uruguaya llegó a la Isla Rey Jorge, que forma parte del continente Antártico. Una sensación térmica de 20 grados bajo cero dio la bienvenida a los uruguayos, entre ellos los sanduceros Pablo Rivoir Piaggio, liceal ganador del Concurso del Saber Antártico 2009, y la periodista de EL TELEGRAFO, Lorena Castellano.
El jueves fue el día de la partida desde Montevideo rumbo a la Antártida, luego de ser pospuesto por problemas operativos. Los integrantes de la misión se reunieron en la Base Aérea Nº 1 dos horas antes de la partida, y a las 12 y 25 el avión Hércules C130 de la Fuerza Aérea Uruguaya decoló de suelo uruguayo, comandado por el teniente coronel aviador De León.
Camaradería y buen ánimo reinó durante el vuelo, caracterizado por un ensordecedor ruido de los cuatro motores del enorme avión, que además de los integrantes de la misión, llevaba repuestos y provisiones para la Base Científica Artigas, en la Isla Rey Jorge.
A pesar del fuerte viento, que puso a prueba las habilidades de los pilotos a la hora del aterrizaje en el aeropuerto internacional “Carlos Ibañez del Campo”, el Hércules llegó sin ningún contratiempo a suelo chileno a las 16 y 35 hora local (17 y 35 de Uruguay). Pero el fuerte viento, de 90 kilómetros, hizo tambalear a algunos de los uruguayos que integran la misión, aunque esto no sorprendió a muchos, conocedores del lugar por viajes anteriores.
Después de ubicarse en sus respectivos hoteles, algunos de los integrantes de la misión optaron por recorrer la pintoresca ciudad. Otros también aprovecharon a besar el pie del indio patagónico, en el monumento a Hernando de Magallanes, siguiendo la leyenda que asegura que quien besa el pie del indio regresa a Punta Arenas.
FRUSTRADO INTENTO
Pero el viernes los uruguayos tuvieron la oportunidad de recorrer aún más Punta Arenas pues las posibilidades de “cruzar” hacia la Antártida se fueron con el viento. La situación climática no lo permitió y el grupo integrado por investigadores, técnicos que pondrán a punto la base para el invierno, relevo de personal e invitados, tuvo el día libre. Esa mañana, en la Isla Rey Jorge la temperatura era de 14 grados bajo cero, con una sensación térmica de 40 grados bajo cero debido al viento.
Al día siguiente, a las 6, todos estaban listos con la esperanza más firme de viajar hacia el continente blanco debido al pronóstico meteorológico. Felizmente, las condiciones se dieron para emprender el viaje.
El Hércules decoló a las 8 y 25 hora local (9 y 25 de Uruguay) del aeropuerto de Punta Arenas, y las fotografías y la camaradería hicieron corto el trayecto. Quienes no lo hicieron en el hotel, aprovecharon para ponerse el equipo de frío, pues no se puede bajar del avión sin la indispensable ropa para soportar las bajas temperaturas.
Para quienes nunca habíamos visitado la Antártida, las expectativas eran muchas y las interrogantes también. Nadie olvidó poner en práctica todas las recomendaciones para protegerse del gélido aire polar, realizadas por aquellos que ya conocen cómo son las temperaturas antárticas.
BENVENIDA HELADA
La Antártida dio una blanca y helada bienvenida a la misión uruguaya a las 11 y 50 (hora uruguaya) en la pista de la Base Frei de Chile. La temperatura llegaba a los 10 grados bajo cero, con una sensación térmica de 20 bajo cero. Pero esto no impidió que muchos se sacaran los guantes y comenzaran a tomar fotografías o imágenes del espectacular paisaje.
Sin embargo, cálida fue la bienvenida de los chilenos integrantes de la Base Frei, quienes acogieron unos minutos a los uruguayos en sus instalaciones mientras se coordinaban detalles del transporte a la Base Científica Artigas de Uruguay, distante a 4 kilómetros.
El hielo del terreno hizo que el trayecto en el carrier fuera agitado, motivo de bromas y recuerdos de montañas rusas. Pero la emoción fue mucha, en especial al observar el estupendo edificio AINA (Aula de Interpretación de la Naturaleza Antártica), pintado con los elementos que conforman el Pabellón Nacional y que otorga una bella imagen en medio de la blancura de la nieve. En la base uruguaya, los miembros permanentes esperaban con el almuerzo listo, especialmente preparado por la cocinera, Natalia Pereira.
Luego del almuerzo, se comenzaron a programar las diferentes tareas para realizar los trabajos científicos y logísticos que cada uno de los grupos tiene proyectado, mientras una suave nevada le otorgaba más blanco al paisaje.
Alrededor de las 17 y 30 la noche comenzaba a caer sobre la Antártida y el frío se hacía sentir aún más, se finalizaron los traslados de personal y equipaje desde el aeropuerto chileno hasta la base uruguaya, y el comedor, como punto de encuentro, cobró nuevamente vida, con la música, la televisión, la charla y las bromas de los integrantes que iban llegando una vez que terminaban sus tareas.
A las 18 y 30 la cita fue en la sala de conferencias del AINA, donde el jefe de base, teniente coronel Ricardo Saravia, brindó los detalles sobre las instalaciones, la convivencia en la base y los procedimientos a seguir en cuanto al cuidado del medio ambiente y el uso racional de los recursos, como el agua, y el reciclaje de los residuos que se generan, fundamentales para quienes están por primera vez allí.
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