Paysandú, Domingo 09 de Mayo de 2010
Locales | 07 May Rodolfo Ojeda, se recibió de maestro, pero no ejerció la profesión. Después de 25 años de trabajo en una fábrica local quedó sin empleo. Es entonces cuando su título de docente le permitió seguir en carrera. Actualmente es maestro director en la escuela 90 de Sauce del Queguay arriba y observarlo trabajar, confirma que disfruta de lo que hace.
Fue deportista desde siempre, atleta y futbolista, pero años más tarde el ciclismo lo sedujo y nunca más abandonó la bicicleta. Tiene 56 años, nació en Paso de los Toros y sus primeros años los vivió en Sarandí de Navarro. Después su familia se radicó en Guichón donde hizo la escuela primaria y el liceo. En Paysandú ciudad, cursó la carrera de magisterio.
Está casado con María Auxiliadora, tienen tres hijas, Mariela, Natalia y Cintia y una nieta que pronto cumplirá 10 años.
Rodolfo dijo que “no es novedad que la carrera de maestro es vocacional”. Los ingresos no dan para tener a cargo una familia. “Recuerdo que ya éramos novios con mi señora, y ya estaba recibido, cuando ingresé a la empresa Paycueros. El hecho de tener un título me facilitó el ingreso. Allí trabajé 18 años hasta llegar a altos cargos, pero después me tocó --como a otros tantos-- salir y me dediqué por algunos años a la actividad comercial, pero no era lo mío. Además por la crisis del 2002, encarar un proyecto comercial no era fácil”.
“Fue entonces que Primaria emitió la circular 662, también conocida por ‘Maestro a la orden’ (cada escuela tiene un maestro disponible, que no trabaja y cuando falta el maestro titular el ‘Maestro a la orden’ lo suple). Olga Flores de Cabral era directora en la escuela 33 y como nos conocíamos desde mucho tiempo, me llamó y me dijo si no quería trabajar y me tomó por sorpresa”. Como necesitaba trabajar me sumé a su equipo”.
Si bien Rodolfo había estudiado para ser docente, nunca había ejercido la profesión. Le costó un poco, pero simplemente tuvo que adecuarse a las exigencias del director y a los inspectores que requieren mayor atención.
De esta forma trabajó en la escuela 33, en la 13 de Nuevo Paysandú, en la 7 de San Francisco y obtuvo un cargo por todo el año en la 105, en barrio residencial.
“En 2009 estuve todo el año en un cargo interino en la escuela 60 Don Luis Ignacio de Morató. El año pasado tomé la determinación que mi carrera tiene que culminar en una escuela rural. Me siento más identificado con estos lugares. Es más, los niños son otros, porque los padres son otros”.
“La escuela rural vale la pena porque uno acá se siente maestro. Te respetan como persona e incluso uno está haciendo docencia en todo momento; si te pones al servicio de la gente, ellos colaboran, cosa que no pasa en la ciudad. En la campaña el que trabaja es el padre y por eso la madre puede dedicarse más a la educación de su hijo. Te estimula el hecho de ser útil a la comunidad en la que uno está”.
Se considera un deportista desde siempre. Es admirador de Federico Moreira. Cuando puede, sale a pedalear por los caminos del pueblo y compite los fines de semana con los senior por la ruta 90. Por su experiencia, siempre les dice a los padres que animen a sus hijos a estudiar, porque él cuando necesitó del título, lo tuvo y pudo trabajar porque había estudiado.
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