Deportes | 08 May  Al Maestro Tabárez se le pusieron los pelos de punta cuando se enteró de la intención del Atlético de Madrid: que Diego Forlán no cumpliera con los plazos que dio FIFA para que los jugadores mundialistas se sumaran a las diferentes selecciones y no se integrara al combinado celeste el día 17 sino tras el 19, día en que su equipo jugará la final de la Copa del Rey.
En la AUF todos se pusieron nerviosos e inmediatamente consultaron a FIFA al respecto, esperando tener novedades para ver si se autorizaba al delantero por parte del organismo que rige los destinos del fútbol mundial, o si por el contrario Forlán debía sumarse sí o sí el 17.
Más allá de que la AUF indicó –según publicó ayer el sitio español Marca.com— que no sancionará al delantero si decide quedarse para jugar dicho partido, está claro que las reglas están para cumplirse. Si la FIFA solo dio permiso a los jugadores que disputarán la final de la Champions para integrarse tardíamente a sus selecciones, así debe ser. Y alguien debería hacerse cargo de la situación en caso de que alguno de los futbolistas –como es el caso de Forlán— sufra una lesión que le impida ser de la partida en el Mundial, aunque está claro que la gran perjudicada será la selección a la que le toque vivir la desgracia.
Pero la situación de Forlán no es la única, dado que en la víspera la Universidad de Chile pidió contar para el 19 con Mauricio Victorino y Alvaro Fernández para jugar la Libertadores.
Pero más allá de todo esto, la AUF pisó el palito si es que pretende reclamar algo: se fijaron las finales del Uruguayo para los días 12, 15 y 18. Si bien existe la posibilidad de que la cosa se liquide en el primer partido si es que Peñarol le gana a Nacional, en caso contrario se deberían disputar otros dos partidos.
Y el último está pactado para el día después de que la selección se ponga en movimiento, más allá de que el último partido de la serie se jugará sin los futbolistas que tienen que integrarse al combinado.
Cosa de locos si se pone en la balanza dejar a algún futbolista sin la posibilidad de jugar un partido trascendente mientras a otros se les permite defender a sus clubes, porque en todos los casos debería cumplirse con lo que estipuló la FIFA.