Rurales | 09 May En la década de 1980 la lana era un tema de conversación. Los ovejeros uruguayos se jactaban de cuántas ovejas tenían y de los kilos que producían. Se hacían jornadas, se investigaba en profundidad y se desarrollaban sistemas productivos novedosos, como rotativos de lanares.
De la mano del desplome de los precios, desde principios de los años ‛90 en adelante la lana dejó de interesar --con las excepciones del caso--, con la mayoría de las alternativas productivas logrando márgenes superiores. Desde entonces la majada en Uruguay cayó por un tobogán que tocará un mínimo en este invierno, en el entorno de los ocho millones de animales.
El capón --categoría lanera por excelencia-- casi dejó de existir. De la mano del cordero pesado, producción que comenzó a crecer poco más de una década atrás, se inició la búsqueda de alternativas, pero con escaso suceso en el objetivo de impedir la caída de las existencias ovinas.
La situación cambió de forma drástica este año. A fines de diciembre, para comprar una vaca entorada se precisaban 11 ovejas. Hoy se necesitan sólo siete, establece un informe de la Consultora Blasina y Tardáguila.
Como se sabe no es que los vientres no se hayan valorizado, muy por el contrario. Pasa que las ovejas triplicaron su precio en sólo un año. La lana vale 30%-40% más que el año pasado --a precios interesantes-- y la carne ovina es la estrella de la temporada. El kilo de carne de una oveja supera en más de 20% al kilo de novillo, en una relación insólita que, todo indica, pasará un tiempo para que cambie.
La razón del artillero: hay pocas ovejas, no sólo en Uruguay sino en el mundo. Como dijo Eduardo Pietra, presidente de Central Lanera, en los dos últimos años Australia perdió el equivalente a dos zafras de lana uruguayas. Menos ovinos, menos lana, más valor para lo poco que queda.
Desde el lado de la demanda destacó el fortalecimiento de la economía de China, que más que compensa la debilidad de Europa.
La contracara de esta situación es el “atraso cambiario brutal en el último año” en Uruguay. Dijo Pietra que la inflación en dólares de los últimos 12 meses fue de 31%.
La señal es imprescindible para que la situación de descenso del stock se revierta, aunque en un principio, los precios tan atractivos para el envío de animales a faena pueda provocar lo contrario. Este invierno podría marcarse el punto mínimo, para luego estabilizarse o crecer a niveles más próximos a 10 millones.
La muy importante cantidad de público que participó la semana pasada de la presentación del Plan Estratégico Ovino en el LATU --con instalaciones colmadas y mucha gente que siguió las presentaciones de pie-- es una demostración del interés que comenzó a despertar nuevamente el ovino, como en la década de 1980.