Paysandú, Lunes 10 de Mayo de 2010
Nacionales | 08 May Peligrosas
Así ve la oposición las señales de acercamiento del presidente José Mujica con los gobiernos de Argentina y Brasil. Con respecto a este último, abrió el mercado apícola sin pedir contrapartidas y cuando obtuvo una respuesta favorable, anunció que Uruguay se “subirá al estribo” de Brasil.
Respecto a Argentina, en un mismo acto abrió el camino a Néstor Kirchner en la Unasur y dejó claro que no presionará para que se levante el corte. “Los gobiernos no hacen lo que quieren sino lo que pueden”, dijo el presidente. La postura asumida frente a los dos “hermanos mayores” abrió frentes en la oposición, que reclamó cautela y cuestionó en diversos grados las decisiones adoptadas por el mandatario. “Una política de concesiones unilaterales puede ser un símbolo positivo al comienzo de un gobierno para lograr acercamientos pero no se puede prolongar. La negociación es, por concepto, una insatisfacción compartida”, indicó a Últimas Noticias el senador nacionalista Sergio Abreu.
El presidente del Directorio del Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle, también marcó su discrepancia con ese criterio, así como el senador colorado Ope Pasquet. “Brasil debe ser un punto de referencia pero eso no quiere decir que todo sea ‘Amén’. Me parece que nos dirigimos a una política exterior cisplatinizada”, argumentó.
Pasquet advirtió que Mujica pasó de una política exterior pautada por las “afinidades ideológicas” a una de “proximidades afectivas”. A su entender, esa “afectividad” se reflejó en la posición asumida en la Unasur, donde “le allanó el camino a Kirchner sin que hubiera mérito para una concesión unilateral”.
Para el diputado independiente Iván Posada, en cambio, hacer esa “gran apuesta a Brasil nos deja muy jugados. Fue un error que cometimos en los años previos a la crisis de 2002. Deberíamos buscar competitividad en el resto del mundo”. En cuanto a la posición en la Unasur, reconoció que “el gobierno tenía poco margen si quería recuperar un diálogo franco con Argentina, más allá de lo desprolijo de las formas”.
Amistad y semiótica
En cambio, los mensajes de amistad planteados por el presidente José Mujica en relación al gobierno de Hugo Chávez no generan preocupación en la oposición, cuyos representantes consideran que el relacionamiento se mantiene en la misma línea que durante la gestión de Tabaré Vázquez.
“Yo no conocí ningún gobierno en América Latina que hubiera sido portador de la generosidad para con nosotros que tuvo esta sociedad y este gobierno”, dijo Mujica desde Caracas a comienzos de abril. El senador Sergio Abreu dijo a Últimas Noticias que la percepción es de “una distancia prudente”.
“Lo que pasa es que el presidente maneja con mucha habilidad la semiótica”, añadió.
En ese sentido, recordó que en el discurso de asunción Mujica habló de “Latinoamérica” y no de “Sudamérica”, lo que “demostró su voluntad de incluir a países que Chávez intenta dejar afuera”. “Mujica sabe que Venezuela juega a la intervención, un concepto opuesto a sus valores. Por eso se maneja en un lenguaje que lo acerca a Chávez como compañeros de sueños pero no como socios en acciones concretas”.
Para el ex canciller nacionalista, el mandatario es “un hombre lúcido, que se dio cuenta rápido de que los países no acumulan por sublemas. Con Venezuela tiene un sabio y prudente manejo político, que no es coincidente con el que tiene con Argentina”. El diputado independiente Iván Posada coincidió en que aún con muestras de amistad, Mujica “no ha dado ninguna señal más que las que hubo durante el gobierno de Vázquez. Es cierto que hay un seguimiento permanente pero lo que se concreta no es distinto que en el gobierno anterior”. Durante su campaña electoral, Mujica no visitó Venezuela y dejó claro que se identificaba con los gobiernos de Lula da Silva y Michelle Bachelet.
No tirar nafta
En una audición radial de radio El Espectador, el presidente José Mujica, defendió su posición de levantar en la Unasur el veto interpuesto por Tabaré Vázquez a Néstor Kirchner para ocupar la Secretaría General de la Unasur.
Manifestó que apoyó con “decisión” y con “calor” el veto cuando era ministro de Ganadería de Vázquez, porque no había en aquel momento “otra herramienta de valor para intentar defender la dignidad de este pequeño país”.
No obstante, ante el “congelamiento” de la agenda bilateral, optó por modificar la postura. “¿Es mejor golpearse el pecho y seguir mascando bronca y orgullo?”, se preguntó.
Afirmó que su postura es “siempre” tratar de “ayudar y no tirar nafta encima de la hoguera”. Aseguró que no fue una decisión improvisada y que asume sus consecuencias. “Debíamos de hacer lo que más le convenía pensando en el futuro de nuestro país, defender sus intereses y su trabajo (...) Por eso, sencillamente, en el juego de estas complejas cuestiones tomamos la decisión y somos absolutamente responsables y conscientes de esa decisión. “Podremos equivocarnos, pero no improvisamos, para nada. Es mucho lo que hay en juego, demasiado costoso para el trabajo de muchísima gente”, afirmó.
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