Paysandú, Martes 11 de Mayo de 2010
Locales | 09 May Algunos padres y docentes tienen opinión formada sobre la “rateada nacional” y también la están expresando a través de la red social Facebook. Hay quienes han conformado un grupo que amenaza con dejar a sus hijos un año sin Internet si se suman a esta convocatoria, en tanto otros no le dan tanta trascendencia al tema.
En general todos coinciden con el rol de la familia en cuanto al establecimiento de límites. La iniciativa, también pone el ojo sobre el sistema educativo y el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación e información, aspecto que está siendo objeto de análisis y debates de expertos en temas de educación y tecnología.
“NO MáS COMPUTADORA”
“Si te rateás, no más computadora por un año”, se llama el grupo iniciado en Facebook por padres y profesores que han resuelto unirse a través de la misma red social que sus hijos para que “los chicos entiendan cual es nuestra respuesta a esta nueva tendencia de ratearse”.
“Hay que hablar con los hijos, es la única manera, no estoy de acuerdo con ratearse, te pueden pasar infinidad de cosas sin que la familia se entere siquiera. Hoy no es un chiste ya, tenemos que saber donde están nuestros hijos”, sostiene María.
“Si mi hijo se ratea, se queda sin compu por un año”, amenaza Susana. “Lo más importante es que sepamos donde están nuestros hijos... en estos momentos de inseguridad no podemos dejarlos en la calle como los dejan muchos padres... y se creen que son piolas”, dice Adriana.
“La idea no es infundir miedo, sino marcar el límite, que es justo lo que los adolescentes buscan todo el tiempo... Si bien es verdad que hay muchas cosas para entretener, cuando se trata de poner límites la computadora es una de las cuestiones que más funciona con los adolescentes. Decir un ‘no’ en un momento justo frente a una situación determinada va a ayudar a su hijo a saber hasta dónde estamos dispuestos a llegar, qué cosas están permitidas y cuáles no”, dice Mariela. Otros exhortan a “más book (libro) y menos face”.
Repercusiones locales
Verónica es sanducera y en su muro de Facebook exhorta a los padres y docentes a unirse y “dar parte a las instituciones educativas. Acá en Paysandú se va a hacer el día miércoles y van a ir todos para la plaza Artigas, hay muchos sanduceros anotados. Sería bueno si cada uno lo pudiera mandar en cadena a sus contactos adultos, no me parece una cosa para dejarla pasar así nada más. Sería importante además que cada padre se hiciera responsable de que su hijo concurra ese día, cada institución hable con los alumnos arreglando algún tipo de sanción para el que falte ese día, solo que sea con certificado médico. Espero como madre podamos unirnos y trabajar en equipo en este asunto”, agrega.
Luis, en cambio, reflexiona que “hacerse la rata” es algo común a todas las épocas y que en este caso, lo diferente es la masificación del mensaje a través de Internet. “Antes de Internet y el teléfono celular las ‘ratas’ se organizaban en la puerta del liceo. Las mejores y de mayor éxito podían llegar a juntar una clase entera y terminábamos sentados en una plaza. ¿El daño? No más allá de perder una clase y que después algún profesor se ‘vengara’ con algún escrito sorpresa. Ahora, la nueva modalidad no hace más que agregar tecnología a una etapa necesaria en la secundaria y, como siempre, depende de las bases que estos jóvenes tengan en casa. Si sumamos lo volubles que son a esta edad y lo rápido que pasan ‘las modas’ tecnológicas, no creo que pase de un mes para los que tienen algo en la cabeza.... y los otros seguirán buscando algo nuevo para sentirse parte de un grupo”, respondió a la consulta realizada en Facebook desde la redacción de EL TELEGRAFO.
“Son etapas en las que buscan los límites. Mientras no generen problemas, no debería verse como algo más que una anécdota”, dice Romina y propone a las autoridades liceales “generar algún tipo de actividad más interesante que pasar el día en la plaza”.
La profesora sanducera Rossana Migliónico también respondió la consulta y opinó que “ratearse” no es algo innovador y considera que “seguramente influyó toda esta movida que algún informativista que buscaba una nota de color detectara que nuestros adolescentes habían copiado esa iniciativa a los porteños”.
“Por lo demás, es una cuestión de aprender límites, y de convivir en paz con esas trasgresiones que le dan el sello propio a los adolescentes. Límites para ambas partes: para no hacer de esto una costumbre, de parte de los estudiantes, y para no exagerar y hacer sentir el peso del poder de parte de los docentes, al registrar las consecuencias de una medida como esta”.
Compartió con Romina la idea de “proponer algo más atrapante para el mismo día en el liceo” aunque señaló que “lo interesante del liceo es de todos los días: si entienden que por ahí pasa su formación y que día a día hay cantidad de cosas importantes para hacer y aprender, el liceo no tiene por qué ser una especie de club social o de diversión”. En lo personal, dijo que si sus alumnos se “ratean” ese día, “excepto que de dirección se den otras pautas, simplemente pondré la falta del día. Si empieza a reiterarse, será diferente”.
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