Locales | 05 May BASE CIENTÍFICA ANTÁRTICA ARTIGAS, Isla Rey Jorge (Por Lorena Castellano Rivero). Las actividades en el cuarto día en la Antártida fueron aún más intensas que las jornadas anteriores para los sanduceros, pues tocó el turno de ser “pinches”. Pero eso no impidió que participáramos en otras actividades, conociendo un poco más la Isla Rey Jorge, en el archipiélago de las Shetland del Sur.
La jornada comenzó más temprano para los sanduceros, pues debieron ser “pinches” –ayudantes de cocinero--. Todos los visitantes a la base son asignados un día a colaborar en la limpieza de las áreas comunes. Las tareas consistieron en servir el desayuno, limpiar el comedor y los baños y preparar las mesas y lavar los platos de almuerzo y cena. La tarea fue compartida por la dupla de VTV que integra esta misión, cuyo jefe es un sanducero, el capitán de navío Javier Nóbile.
Cumplidas las tareas de la mañana, acompañamos al jefe de la base, teniente coronel Ricardo Saravia, a visitar la Estación Marítima Chilena, ubicada en la Bahía Fildes, donde el fuerte viento convirtió una temperatura de 12 grados bajo cero en una sensación térmica de 35 grados bajo cero. El grupo de uruguayos fue amablemente recibido por el gobernador marítimo de la antártica chilena, capitán de fragata Rubén Rojas, e integrantes de la dotación permanente.
La estación se mantiene activa durante todo el año, con una dotación permanente y equipamiento para realizar asistencia médica radial y efectuar coordinaciones en materias de búsqueda y rescate marítimo y de derrames de hidrocarburos. Además, aporta a la investigación científica, al control de las actividades pesqueras en el marco del Convenio para la Conservación de los Recursos Vivo Marinos Antárticos.
ASCENSO HASTA LA BALIZA
Por la tarde, con una sensación térmica de 37 grados bajo cero, los sanduceros nos dirigimos junto a personal de la Armada Nacional y un técnico civil a la baliza que se encuentra sobre un peñasco contiguo a la base. El ascenso fue difícil por las bajas temperaturas, pero eso no enfrió el ánimo pues abundaron las bromas y de paso los marinos “bautizaron” al técnico civil y al sanducero Pablo Rivoir. El bautismo, una tradición antártica, consiste en introducir nieve donde se sienta a quien llega por primera vez a la Antártida. Nadie se salva, ni siquiera el entonces presidente Tabaré Vázquez durante su visita en enero pasado. Claro que fue un bautismo más suave. A pesar del frío, nadie se ofende y las risas abundan. No faltan tampoco los juegos con la nieve, que domina el paisaje antártico.