Locales | 16 May MONTEVIDEO. (Por Te-ddy Alvarez). Sumándose a las voces que criticaron la actitud del presidente Mujica allanando la designación de Kirchner en la Unasur, el senador colorado Ope Pasquet cuestionó el apresuramiento del gobierno uruguayo cuando lo aconsejable era comenzar a negociar con Argentina y luego revisar la decisión a adoptar sobre el organismo internacional.
Pasquet aclaró que “no vamos a entrar en la discusión bizantina acerca de si lo que hizo Uruguay fue votar, dejar de vetar, abstenerse o apoyar, el consenso de los demás Estados presentes en la ocasión”, en tanto “esas disquisiciones son inútiles”, porque “lo cierto y lo concreto es que el cambio en la posición del gobierno uruguayo -cualquiera sea el nombre que quiera ponérsele- le allanó el camino al ex presidente argentino”.
Sostuvo que se trató de “una concesión unilateral, hecha a sabiendas de que no cae bien en la opinión pública uruguaya, ni cuenta con el respaldo de los partidos de oposición”.
No obstante, indicó que el cuestionamiento no es por razones principistas, rechazando que se hubiera entrado “en una suerte de absurda competencia con Argentina”, para ver “si lo que ocurría primero era el levantamiento del bloqueo del puente San Martín o la satisfacción de las pretensiones del matrimonio gobernante”, lo que en su criterio, “no sería principismo, sino tozudez reñida con lo que debe ser la defensa lúcida del interés nacional”.
“Lo que sí pensamos es que, siendo varios los temas de la agenda pendiente entre Uruguay y Argentina, lo prudente hubiese sido tratar de llegar a un acuerdo sobre todos o casi todos ellos, sin hacer ni pretender, entretanto, concesiones unilaterales sobre ningún asunto en particular”, argumentó.
Para el dirigente de Batllismo Abierto, “proceder de esa manera hubiese insumido algún tiempo, sin duda”, pero a su juicio “la importancia de la relación entre ambos países -a todas luces mayor para Uruguay que para Argentina- justificaba la inversión de unas cuantas horas de trabajo diplomático profesional, riguroso y discreto”, para de esa forma, “evitar los errores que suelen resultar del apresuramiento y la improvisación”.
“Después de todo, como dijo Mujica, los presidentes no son magos, y todos hubiésemos entendido que se tomasen algunas semanas, o incluso algunos meses, antes de adoptar medidas concretas para empezar a reparar una relación dañada desde hace años”, manifestó.