Paysandú, Miércoles 19 de Mayo de 2010

La necesaria formación para la inserción en la fuerza laboral

Opinion | 12 May Rompe los ojos la necesidad de abordar decididamente transformaciones en la enseñanza en todos sus niveles, pero fundamentalmente en la media y la universitaria, como un desafío fundamental para el presente y el futuro del país, desde que la educación y la capacitación conllevan hacer la diferencia que es impostergable para un país pequeño como el Uruguay, donde como premisa la calidad debe primar ante la cantidad.
Pero claro, no se trata de algo tan fácil como barajar y dar de nuevo, sino que las transformaciones requieren un proceso en el que no alcanza además con inyectar recursos al barrer –como si sobraran, precisamente-- desde que resulta fundamental primero llegar a un diagnóstico lo más aproximado posible a la realidad, para actuar sobre las causas y no sobre los efectos. Este es precisamente un aspecto en el que no se ha estado a tono con las circunstancias por la Administración Vázquez, en tanto el presidente José Mujica esbozó en la campaña electoral ideas muy compartibles, pero que requieren mucho más que voluntad política para traducirlas en hechos.
El presidente designado para conducir la Administración Nacional de la Enseñanza Pública (ANEP), José Seoane, expresó al semanario “Búsqueda” los lineamientos sobre los que se centrará su gestión al frente de este organismo rector, los que parten precisamente de establecer un diagnóstico primario respecto al escenario del país en esta área.
José Seoane había asumido en marzo de 2006 como decano de la Facultad de Humanidades y cuatro años después encara un desafío mucho más severo al quedar al frente de la ANEP, para intentar cambios que muchos ya habían anunciado como una necesidad pero que no se han podido llevar adelante por incapacidad o por falta de apoyo para desarrollar una dura lucha contra el statu quo.
Según Seoane, un frenteamplista independiente de 50 años, una de las prioridades de su gestión, será que el Ciclo Básico “articule mejor la formación y el mundo del trabajo”, así como profundizar la experiencia de los bachilleratos tecnológicos.
Igualmente, lo primero es lo primero, y debe coincidirse con el nuevo jerarca en la necesidad de acordar un plan de desarrollo y grandes líneas políticas, a seguir en la enseñanza, las que deben”trascender” los períodos de gobierno y las personas.
Entre otros elementos, Seoane maneja como posibilidades el incorporar determinado número de liceos o escuelas de tiempo completo “a realizarse en un período de tiempo” o el planteo de abatir la deserción en Secundaria en un lapso determinado. Consideró, compartiendo seguramente el pensamiento de todos los uruguayos, que es preciso mejorar la cobertura, el egreso y la calidad de la enseñanza media, y que la transformación necesariamente deberá incluir el evolucionar hacia “un ciclo básico que desde el punto de vista curricular articule mejor la formación y el mundo del trabajo, de modo creativo y formativo, asegurando la continuidad educativa”. A su juicio esto “es un desafío mayor desde el punto de vista estructural”, lo que va en línea con lo que hemos señalado en más de una oportunidad desde las páginas de EL TELEGRAFO respecto a la disociación existente entre la enseñanza abstracta y la demanda del mercado laboral y sobre todo de la capacitación que es preciso ir adquiriendo desde edades más tempranas, orientadas hacia un escenario real y no teórico, como ha sido la tónica hasta ahora.
Precisamente la educación se ha orientado en esencia a generar una formación preuniversitaria, es decir a efectos de preparar el ingreso a la Universidad, lo que implica que quede marginada la gran mayoría de los estudiantes, sobre todo del Interior, que no tienen como vocación y/o posibilidades el seguir una carrera tradicional en la educación terciaria y que en cambio deben formarse para ingresar al mercado de trabajo, con alguna preparación más o menos específica que sin embargo no se proporciona en Secundaria.
Este elemento debe formar parte inequívoca del diagnóstico a que nos referíamos, porque en base a las respuestas que se instrumenten se puede a la vez atacar consecuencias indeseables como la deserción, incorporando posibilidades reales de formación técnica en una diversidad de áreas en las que se necesita mano de obra calificada, incluyendo oportunidades de estudio por regiones, de acuerdo a su perfil productivo y laboral.


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