Paysandú, Viernes 21 de Mayo de 2010
Opinion | 20 May Hartos hace rato de la intransigencia piquetera, comerciantes de Gualeguaychú rompieron el silencio pactado con el gobierno nacional y anunciaron que iniciarán una demanda por daños y perjuicios contra los activistas, además de reclamar el cese del bloqueo.
Mientras tanto, en las antípodas del sentir de sus vecinos, el ala dura del ya duro -por decir lo menos-- movimiento de “Arroyo Verde”, anuncia que intentará cortar todos los puentes binacionales el próximo 2 de junio, cuando se reunirán en la estancia de Anchorena los presidentes José Mujica y Cristina Fernández.
El movimiento de “Ciudadanos Movilizados” de la ciudad entrerriana se reunió con un grupo de abogados para definir detalles de la demanda, cuando cada vez con mayor frecuencia surgen voces que a la vez de hartazgo suenan convencidas de que nada pueden esperar ya del gobierno, que ha sido en extremo tolerante y cómplice de los desbordes de los activistas, y por lo tanto están considerando que los piqueteros solo pueden ser desalojados por un contramovimiento de vecinos apelando a sus mismos métodos violatorios de las normas legales.
Así, el comerciante Raúl Beber categóricamente afirmó que “si el gobierno no levanta el corte, que lo sepan todos: lo vamos a levantar nosotros”, según da cuenta el diario La Nación. El empresario de Gualeguaychú no ocultó su indignación con el resultado de la votación de la asamblea “ampliada” que el domingo no sólo resolvió continuar con el piquete, sino que redobló la apuesta promoviendo el corte de todos los puentes binacionales en la fecha mencionada.
“Si tenemos que pelear, vamos a pelear” expresó Beber, un empresario gastronómico que tiene su local precisamente en la ruta 136 y se ha visto directamente perjudicado por el bloqueo del puente “General San Martín” y que seguramente, como tantas personas sensatas esperaba que tras el contundente fallo de la Corte Internacional de la Haya, en el sentido de que no se ha encontrado ninguna señal de contaminación de las aguas del río Uruguay, el corte de arroyo Verde sería desarticulado.
Pero claro, no se ha tenido en cuenta el razonamiento perverso de los piqueteros, que han hecho de su protesta no un medio sino un fin, y por lo tanto en su postura Botnia UPM tiene que contaminar y sentenciar al río Uruguay y a Gualeguaychú a un presente y un futuro catastrófico.
Como en todo grupo de estas características, los radicales dominan las asambleas ya de por sí ilegítimas por no ser representativas del total de la ciudadanía y mucho menos de un país de casi 40 millones de habitantes. Con su posición combativa logran imponer su voluntad mientras amedrentan a los más pragmáticos, que automáticamente son tildados de “traidores” a la causa y condenados a la picota pública mediante una campaña de desprestigio por todos los medios a su alcance, al estilo de las más temibles tiranías.
Con todos estos antecedentes es claro que resulta imposible negociar cualquier acuerdo civilizado mientras esté de por medio la Asamblea de Gualeguaychú, por cuanto por definición significa buscar un acuerdo entre partes en la que cada uno de los implicados cede en algunas de sus aspiraciones, lo que jamás se logrará si lo que se exige es renunciar a la soberanía de un país. Esto da la pauta de la encerrona en que se encuentran y en la que han colocado a dos pueblos hermanos.
Precisamente uno de los comerciantes que se han manifestado contra el corte reveló que en una reunión secreta realizada el 8 de abril en la Casa Rosada, el jefe de Gabinete argentino, Aníbal Fernández, les pidió “paciencia” y les prometió que el tema se iba a solucionar a la brevedad. Pero como el tiempo pasó y la prometida solución no llegó, el movimiento anunció la finalización del pacto y desde ahora saldrá a la calle a reclamar por el fin del piquete.
“Vivimos con una enorme impotencia. Acá no lo dicen, pero Gualeguaychú ya no da más”, el piquete ha generado “enormes pérdidas económicas, pero lo que es aún más nefasto pasa por el aspecto social: el corte ha separado a familias enteras y amistades”, expresó una de las voceras del grupo.
Por su parte, el intendente de Gualeguaychú, Juan José Bahillo, comenzó a acusar el cambio de discurso que imponen las nuevas circunstancias políticas en Argentina, y en declaraciones al diario Página 12 lamentó que en la asamblea ampliada “triunfó el núcleo más duro, y eso no es bueno”.
Ocurre que Bahillo es uno de los que por motivos políticos ha apoyado los reclamos de la asamblea y abogado por la relocalización de la planta, pero ahora evalúa que la postura en favor del corte ya “no es mayoritaria” en Gualeguaychú, y que “se debe buscar una salida que nos sirva tanto a los argentinos como a los uruguayos. Hay que ayudar a la asamblea a salir, pero no hay que reprimirla “. Pues en el pecado está la penitencia. Veamos ahora qué solución encuentra el intendente y tantos otros políticos que aprovechando el río revuelto procuraron su respaldo popular, para convencer a la asamblea de que por este camino condenan a su propio pueblo y solo lograrán aumentar su frustración.
Y aquellos polvos trajeron estos lodos...
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