Paysandú, Sábado 22 de Mayo de 2010
Locales | 16 May Ante todo, para evitar suspicacias propias de tiempos electorales, decidí solicitar la publicación de esta nota, una vez finalizadas las elecciones departamentales.
El tema que me ocupa, se inicia con una solicitada del Licenciado Martín Apratto del 25 de abril, y una respuesta del Ing. Severino Pereyra Millot, del 5 del corriente.
A ambos conozco, pero por distintas razones de tiempo y de trato, mucho más al Ing. Pereyra.
No voy a tomar en estas líneas, las consideraciones esgrimidas por ambos escribas, pero sí, las reflexiones propias que ambas me merecen.
De la primera carta, solo diré que por razones de vivencia generacional, más allá de los términos usados, tengo frescos en mi memoria los tiempos en que, previo a la dictadura, en nuestro País, existía un gobierno legítimamente elegido por el Pueblo en el año 1962 y que, a un año de iniciar su gestión fue jaqueado, acosado y atacado por una banda de asaltantes de bancos y otras empresas, así como secuestros extorsivos y hechos de sangre conocidos por quienes vivimos esos tiempos. Yo descuento, que el Ing. Pereyra sabe que uno de aquellos izquierdistas era el funcionario bancario, hoy Senador Eleuterio Fernández Huidobro. En esa época, también se robaba entre otros, a los para nada acaudalados solicitantes de préstamos pignoraticios, que prendaban joyas familiares en esa repartición del BROU, y que nunca más aparecieron para desdicha de los damnificados.
Se agravia el Ing. Pereyra, de una manera mucho mas “furibunda” que lo que acusa al Licenciado Appratto, referido a la investigación sobre una escandalosa estafa vinculada a la empresa Clanider con el Hospital Maciel, donde se mencionara, entre otros, los vínculos con la misma, de la esposa del Senador Fernández.
Como nosotros confiamos en la Justicia uruguaya siempre, sólo nos interesa lo que de ella emane, más allá de opiniones compartidas o no.
Sigue el Ing. Pereyra luego, con una serie de amenazas varias en una actitud de tercería evidente y para terminar su desahogo y furia por los ataques recibidos “por su izquierda”, incorpora, claro está “sin ninguna intención electoral” la época del gobierno blanco que presidió el Dr. Luis Alberto Lacalle, un gran Gobierno como públicamente expresara incluso públicamente, su compañero y ex Presidente, el Dr. Tabaré Vázquez.
Y he aquí que entonces acomoda el cuerpo, y recuerda la justicia mala, y esa sí, que según sus académicas expresiones no quiso “enjaular” al Dr. Lacalle. Con lo cual para el Ing. Pereyra, la justicia de nuestro país, es mala o buena, según sus opiniones o conveniencias política actuales.
Termina su carta con nuevas “recomendaciones” que son amenazas, que seguramente por no ser abogado encomendará a un profesional en la materia.
Pero lo que hace sublimemente ridículo e inaceptables sus dichos es que menciona en parte “un cúmulo de hechos semejantes” con lo cual arroja sombras y sospechas por las que tuvo que “abandonar lo que fuera el glorioso Partido Nacional”.
Nos queda claro entonces, lo que ahora tendrá que hacer, después de lo de “Clanider”, “lo de Satenil”, “las multimillonarias pérdidas de los casinos de Montevideo”, “las exportaciones de libros a Caracas”, los informes que no se le contestan al Tribunal de Cuentas, el “voto Kichner”, etcétera, etcétera.
Por último, quien suscribe, ciudadano oriental, orgulloso de ser blanco y del Partido Nacional, más glorioso que nunca, le dice al Ing. Pereyra, que él nunca lo debe haber sido, porque cuando un integrante de esta colectividad, siempre vigente y rebelde, encuentra fallas, errores o inconductas las combate desde adentro, con valentía, sin agravios, sin ofensas, sin claudicaciones. No olvide Ingeniero que somos la única colectividad que expulsó gente de sus filas por este tipo de hechos.
No olvide Ingeniero que en este glorioso terruño, en el que usted tuvo el privilegio de nacer, hombres como Leandro Gómez y sus bravos dieron la vida para defender la soberanía de nuestra Patria contra alianzas de intereses políticos y dogmáticos de fuerzas extranjeras.
El comunismo es un dogma internacional.
El nacionalismo lo luchó Artigas y lo fundó Oribe.
¡Si será especial ser Blanco!
Por último, deseo dejar constancia de mi agradecimiento al diario, y el expreso compromiso que estas líneas ni comienzan, ni continuarán con ninguna polémica sobre el tema. Jorge Martín
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