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Paysandú, Miércoles 26 de Mayo de 2010

Siete años no son nada: ¡Peñarol campeón!

Deportes | 19 May PEÑAROL 1 NACIONAL 1
Escenario: Estadio Centenario. Público: 45.000 personas. Arbitros: Darío Ubriaco, Miguel Nievas y Carlos Changala.
Peñarol: Sosa; Albín, González, Guillermo Rodríguez, Darío Rodríguez; Aguirregaray (90’ Román), Orteman, Arévalo Ríos, Ramírez; Pacheco (74’ Sosa) y Martinuccio (88’ Alonso). DT: Diego Aguirre.
Nacional: Muñoz; Varela, Lembo, Coates, Núñez; Alvaro González (72’ Pereyra), Oscar Morales, Ferro (80’ Balsas); Angel Morales (76’ Blanco); Regueiro y García. DT: Eduardo Acevedo.
Goles: 35’ Lembo, 68’ Aguirregaray.
Expulsados: 80’ Ramírez, 88’ Blanco.
Peñarol se consagró campeón uruguayo, cortando siete años de angustia, tras igualar en la segunda final del Uruguayo 1 a 1 ante Nacional, y ganando el global por 2 a 1 luego de haber vencido por 1 a 0 en el primer partido. Aquel gol de Pacheco terminó siendo determinante para que a los carboneros les alcanzara con esta igualdad, y obligaba a los tricolores a ganar para forzar el alargue, o vencer por dos goles de diferencia para alcanzar el título. El partido, al igual que lo fueron estos tres clásicos jugados en los últimos días, no fue bueno. Peñarol estuvo cerca a los 4’, cuando Muñoz le desvió un tiro libre a Ramírez cuando apenas se ponía en marcha el partido. Después, el carbonero movió la pelota, dominó el terreno, pero nunca pudo llegar con real peligro sobre el arco tricolor, desperdiciando una cantidad importante de tiros libres en la última zona del rival.
Nacional se limitó a esperar, a intentar cortar el juego, y apenas si pudo generar un débil remate de Ferro que controló Sosa, dejando en claro que le costaba generar fútbol. Pero a los 34’ cambió el trámite del partido; Regueiro intentó un remate pero la pelota fue desviada al córner, y en el envío al segundo palo Lembo, ubicado en soledad contra el caño derecho del arco de Sosa, aprovechó la mala salida del golero para mandar el balón al fondo del arco con un cabezazo que Guillermo Rodríguez no pudo desviar en la línea de gol.
El equipo de Eduardo Acevedo, quien dirigió desde la tribuna al haber sido expulsado en la primera final, le dio a Peñarol un golpe sicológico importante como para soñar tras haber igualado la serie tras capitalizar la primera chance que pudo generar. Y los tricolores se hicieron de la pelota, aunque sin volver a acercarse al arco de un equipo carbonero que sintió el impacto, y que sobre el final de esa primera parte pudo haberse quedado sin Aguirregaray, tras un planchazo sobre Oscar Morales que el árbitro no apreció. Con ese panorama había alargue y penales.
Y la sensación se mantuvo en los primeros minutos del segundo tiempo, cuando el partido –a diferencia de lo que se esperaba— mantuvo una pobre tónica. Sosa salvó a Peñarol a los 15’, sacando en forma espectacular abajo ante cabezazo de Coates, cuando parecía que el partido comenzaba a entrar en calor. Pero llegaría la jugada que cambiaría el partido: Aguirregaray ganó la espalda de Varela, recibió la pelota y se metió en el área para definir ante la salida de Muñoz, marcando así no solo la igualdad del partido, sino el gol que le permitía a los carboneros dar un salto inmenso rumbo al título.
Nacional respondió, Peñarol tuvo la suya, y era de esperar un partido emotivo porque a los tricolores no les quedaba otra que tratar de desnivelar, y los carboneros podrían aprovechar de contragolpe. Acevedo hizo cambios para dotar al equipo de más fútbol, mientras que Aguirre optaba por darle mayor control en la mitad de la cancha a su equipo, más allá de que poco después se quedaría sin el expulsado Ramírez. Nacional terminó jugando con cuatro delanteros en la cancha, jugado al todo o nada, lo que casi le cuesta caro de no haber sido porque Martinuccio erró un gol en forma increíble, prefiriendo ir al choque de Muñoz antes que definir.
Igual, Nacional siguió pensando en el arco de enfrente con ganas y sin fútbol. Y estuvo muy cerca de poder obligar al alargue, pero el horizontal por dos veces en la misma incidencia, primero ante cabezazo de Lembo y segundo ante una chilena de Coates, le negó a los tricolores llegar al premio por el esfuerzo.
Blanco se fue antes de tiempo a las duchas tras esas dos jugadas, para confirmar definitivamente que el partido estaba sellado. Peñarol soñaba con un contragolpe perfecto para liquidar la final con triunfo, pero nunca llegó. Nacional, limitado pero con ganas, intentó hasta último momento más allá de que la suerte estaba echada: Peñarol, después de siete años, volvió a consagrarse como el mejor del fútbol uruguayo.


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