Opinion | 20 May La hidatidosis es una enfermedad que usualmente desarrollaban pobladores de zonas rurales, pero ahora parece expandirse a pequeños centros poblados y zonas periféricas. Mucho se ha luchado contra ella desde hace décadas, tratando de formar conciencia en la campaña en cuanto a no dar achuras crudas a los perros, a efectos de cortar el ciclo de la enfermedad.
Ese trabajo se ha venido desarrollando con diferentes resultados a lo largo del tiempo y si bien es cierto que en la actualidad, y fundamentalmente por la acción de la escuela, la mayoría de las personas conocen la enfermedad y cómo prevenirla, no siempre llevan ese conocimiento a la práctica.
Según informó recientemente el presidente de la Comisión Nacional de Zoonosis, Ciro Ferreira, se estima que en el medio rural hay entre 7.000 y 10.000 personas que han desarrollado quiste hidático y no lo saben. Para detectar esas situaciones es que la citada comisión ha realizado campañas de detección de quistes y divulgación de información entre la población rural.
Sin embargo, el problema está cambiando: la enfermedad se extendió debido a la migración de población desde el campo a la ciudad, que trajo a éstas sus costumbres, entre ellas la de darle achuras crudas a los perros.
Según cifras divulgadas por Últimas Noticias, en los últimos tres años la Comisión Nacional de Zoonosis castró a 80.000 perros, realizó 80.000 ecografías y dosificó a 100.000 canes, actividad que se financia con la venta de patentes.
Si bien se creyó que la presencia de la enfermedad había disminuido, “contrariamente a lo que se pensaba, seguimos con cifras muy altas a pesar de las medidas que se tomaron”, dijo Ferreira.
En definitiva, la mejora de las medidas de control no ha logrado disminuir la cantidad de casos de hidatidosis. Y eso es un problema en un país en el que en promedio el 64% de la población tiene perros. Cabe tenerlo en cuenta como un asunto de salud pública que no debe ser descuidado y que apela a la creatividad de las autoridades para promover algo que nunca es fácil: el cambio de hábitos, la incorporación a la vida diaria de medidas de prevención que seguramente insumirán más tiempo en nuestras tareas cotidianas pero que pueden ser decisivas para nuestra calidad de vida.