Paysandú, Viernes 28 de Mayo de 2010
Locales | 23 May ALERTA: UN “VIVO” ANDA SUELTO...
El martes 11 circulaba normalmente con mi vehículo por la vía interior del estacionamiento de un supermercado local, cuando otro vehículo, “marcha atrás” y saliendo de donde se encontraba estacionado, me embistió.
De inmediato desciende su conductor y -con un evidente nivel elevado de educación- me pide disculpas, se hace responsable de los daños de mi vehículo, me pide mis datos y, en un papel, con su puño y letra, escribe su nombre, domicilio y teléfono, asegurándome que se comunicaría conmigo y que yo fuera a mi taller de confianza, le pidiera presupuesto y se lo pasara a él, para hacerse cargo.
Esto ocurría próximo a la hora 19. A las 21, lo llamo para indicarle dicho presupuesto y allí me entero que el teléfono que me señaló pertenece a otra familia. Concurrí a la dirección que él mismo anotó, donde comprobé que era falsa y ni en el barrio lo conocen. En cuanto al nombre y al apellido, son de una persona fallecida. O sea: “inventó” todo en un instante, sin medir consecuencias.
“¿No tomaste el número de matrícula de su vehículo?”, me preguntaban mis familiares y amigos.
¡Pues claro que no! Con semejante actitud de reconocimiento de culpa y el referido nivel, ¡por supuesto que no! Es que realmente pensé que estábamos entre “gente bien”. Al señor “vivo” le quiero informar que “jorobó” a un ciudadano que sobrevive gracias a los ¿beneficios? de una modesta jubilación.
En cambio el modelo de su auto denotaba, sin dudas, otro nivel económico. Y pensar que comportamientos de esta índole, que lindan con la delincuencia, se les suele atribuir a determinada faja de la sociedad o a barrios marginados. Si está leyendo estas líneas y se siente identificado con el relato (o la persona mayor que lo acompañaba), le digo que no le guardo rencor. Más bien, lástima. Porque estaré corriendo el riesgo “que me bauticen gil”, pero tengo dignidad. El confiado
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Este es el mundo al revés
Nos preguntamos ¿Dónde vamos a parar? Un joven de 18 años con sueños, esperanzas trabajador, por un lado. Por el otro, un adolescente, loco de celos, mal parado en la vida, con rabia y saña, con embustes, “víctima”.
Durante una reunión en la esquina de grupos de chicos fumando un pucho (porro), el adolescente se acerca, le quita el gorro y le pega con saña; su hermana le cuenta a su mamá, ¡madre nosotras al fin!, vamos a defender a muerte lo más preciado (hijo).
El adolescente, insolente, se pone en sus partes íntimas el gorro que rapiñó y le dice a la mujer que se lo quite. Cuando intenta quitárselo, le pega, la insulta y la adolescente, (su hermana) lo ataca y le infiere un corte en el lóbulo de la oreja que le produce una gran herida. La madre ya en el suelo, pateada, apaleada, pierde la estabilidad y aparece de la nada un cuchillo; la adolescente se ciega, lo agarra y le da puntadas, desesperada ya que el agresor no soltaba su presa (madre). El adolescente tiene 17 años, golpeador de mujeres, ¡oh sorpresa!, dado que unos días antes la mamá de su compañera había hecho una denuncia penal por violencia doméstica. La madre del adolescente va y radica una denuncia. Tal vez fue grave el corte que recibió el adolescente, pero si atacan a nuestros hijos, a su vez nos atacan. ¿Cómo reaccionamos? Nosotros por quien nos dio el ser, ¿matamos o no? ¿Qué dicen ustedes? Claro que vamos a reaccionar y decimos, el joven preso ¿por qué? Y este adolescente, ¿qué? Se paseaba con un arma, amenazando al joven y contando una versión que no era; sale libre, sí era un menor ¿y qué? Ser menor todo lo puede. Señores jueces, apelamos a sus sentimientos y razonamiento y pedimos sabiendo que la justicia siempre triunfa que ese joven si tiene algo que “pagar”, según sus puntos de vista, cumpla su condena yendo a la comisaría los fines de semana, ya que no creemos que a un joven sin antecedentes no le queden secuelas. Además pedimos justicia y que ese adolescente también entre en rehabilitación, poniéndole los códigos y tratamiento psicológico que precise, ya que proviene de un hogar con padre golpeador y convive con unas mujeres de vida ligera, y nosotros los vecinos estamos cansados de las peleas por celos en la casa de su suegra. Rogamos por el joven cuyo “error” fue defender a su madre. Mil gracias y esperamos justicia. A sus órdenes, vecinos del barrio norte. Corresponsal de prensa Radio Libertad (Argentina. Siguen firmas
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Visité la Pinacoteca de la Casa de Cultura, observando detenidamente las obras de la sala Este. Como simple admirador del arte, discrepo con el juicio de la secretaría de Cultura (nota de EL TELEGRAFO del lunes 17 del corriente) al decir: “No será una pinacoteca que tenga grandes maestros”... tinte de mediocridad que siembran estas palabras, pudo hacer desistir la concurrencia de potenciales visitantes. En mi permanencia de más de media hora no hubo otros concurrentes. Quizás fueron en otros días, a otros horarios. También pensé qué ecos tuvo en los centros de enseñanza sanduceros: ¿Algún docente recomendó la concurrencia? O mejor aún: ¿Se realizó alguna visita didáctica, enseñando a observar, orientando la apreciación estética? Pues personalmente, creo que las obras lo ameritan. Están representados grandes maestros uruguayos cuyo pecado fue haber desarrollado su obra en un pequeño país americano, aunque alguno de esos artistas estuvo radicado en el Viejo Mundo.
Si Paysandú realmente aspira a su crecimiento cultural, entre otras actitudes, debe estar abierto a apreciar, degustar, a criticar exposiciones como ésta, pero es necesaria la acción educativa para acercamiento del pueblo a la cultura y viceversa. J.L.D. Visitante
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Respondo solicitada “Soy feliz... soy feliz”, del 16/5/10
Gracias a Dios la democracia permite expresarnos libremente pero con respeto, como corresponde, y gracias al diario, a su dirección, por hacerlo público. Debo confesarle, Sra. Baptista, que yo también soy feliz. ¡Y muy feliz! Tengo una linda familia, 6 hijos, 3 casados, 2 estudiantes de secundaria y una estudiante universitaria en Montevideo, la cual recibe una beca del Fondo Solidaridad. Soy “PP” y tengo el beneficio del Plan de Equidad. Y además tengo “COHE.” (Compromiso, Orgullo, Honestidad y Esperanza). Mis títulos universitarios me los dio la vida: madre, ama de casa y empleada doméstica, y soy feliz de verdad, porque este gobierno no me “acomodó” como doméstica, somos reconocidas como trabajadoras, y tenemos nuestro día, y por primera vez estamos intentando nuclearnos para conocer nuestros deberes y derechos. “Amiguismo”: por supuesto que de estos encuentros con otros trabajadores surgirán diferencias, pero también amistades. “Clientelismo”, no lo conozco aun, como al “nepotismo”. En los ámbitos en que me ha tocado moverme ha habido respeto y humanidad, gracias a Dios. Soy feliz, pero no le puedo negar, señora, mi desilusión, por decirlo de alguna forma, yo quería una intendencia frenteamplista, pero bueno... eso no me quita el sueño, y mucho menos la felicidad.
He aprendido a agradecer lo que tenemos y no llorar por lo que no tenemos, sí que me hubieran gustado 5 años más, porque aun hay cosas que terminar, cosas para hacer, etc. Pero aun así soy feliz porque también yo puedo gritar: “¡Heroica Paysandú, yo te saludo!”. Soy feliz, porque la doctora Salomé destapó tremenda olla en el Hospital Galán y Rocha; esa olla era vieja y estaba bien fea. Soy feliz porque se ha atacado fuertemente a la droga. Soy feliz porque la educación de mi país es ejemplo en todo el mundo gracias a las XO. Soy feliz porque en la costanera sur se está haciendo tremenda obra y de eso nadie habla. Soy feliz porque al “COHE” lo veo donde antes no lo veía. Compromiso, Orgullo, Honestidad, Esperanza, veo cada día en esas personas que diariamente barren nuestras calles, hombres y mujeres. ¿Eso es “acomodo”? ¡Viva el acomodo entonces! Porque a esa gente nadie le regala nada, esa gente gana un sueldo humilde, pero con dignidad.
Soy feliz y estoy tranquila porque donde hubo corrupción, faltante de dinero, o lo que sea, se va a investigar, hasta las últimas consecuencias, sin partidismos políticos, porque así lo ha demostrado este gobierno. Caiga quien caiga, y eso es democracia, gracias a Dios.
Soy feliz, pero mi felicidad no pasa ni depende de la política, soy feliz porque hoy tenemos más posibilidades para que nuestros hijos estudien, etcétera.
Pero debo confesar que me sentí muy feliz cuando un domingo a la mañana Nino Pintos visitó mi casa en Barrio San Félix, como muchas otras viviendas humildes.
Claro que me hubiera gustado Nino por 5 años más, pero como tengo “COHE”, creo en el señor Bentos y ojalá deje lo mejor de sí para Paysandú. Así lo hará. Y si no, ¡viva la democracia! En 5 años elegimos nuevamente. Con todo respeto, la saludo atentamente. Miryam Montiel Demaris
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