Paysandú, Sábado 05 de Junio de 2010
Locales | 30 May El contrabando desde Colón (Entre Ríos) Parte 2
Paysandú es una ciudad muy chica y se podría decir que acá “nos conocemos todos”. Justamente ayer tuve una charla con un amigo que me estaba esperando para comentarme tres o cuatro cosas sobre mis comentarios sobre el contrabando desde Colón.
Lo interesante de la charla es que este amigo es un comerciante joven, emprendedor y con ideas, que me dio una visión desde el otro lado del mostrador.
Entre otras cosas me dijo: “mirá que yo no estoy en desacuerdo con que vos y tu familia compren en Colón, lo que me molesta muchísimo son las camionetas que traen mercadería para vender y compiten con nosotros en forma desleal, porque para empezar, no pagan un solo impuesto”. “Lo que me molesta es el ‛Bagashopping’ que está instalado en Paysandú en la zona de la terminal de Ómnibus compitiendo con los que sí pagamos impuestos para que tus hijos tengan Fonasa, por poner un ejemplo”. “El tema en las reuniones del Centro Comercial tiene que ser cómo erradicar el ‘bajayo’. Ya se han tirado algunas ideas sobre la mesa, como por ejemplo, volver a tratar de hacer cumplir la ley de que solo se puedan ingresar 5 kilogramos de mercadería por persona, pero seamos realistas: ¿cuánto van a durar estos controles? Y de nada sirve ponerse estrictos con el trafico vecinal de artículos desde Colón si al mismo tiempo pasan sin controles las camionetas que traen grandes volúmenes de mercadería para revender”.
Y esto fue lo más interesante que me dijo: “¿vos sabés si en el Chuy o en Rivera el Centro Comercial se queja por el contrabando? No se quejan, porque el comercio en esos lugares es libre, las aduanas están en la ruta saliendo del Chuy y saliendo de Rivera. ¿Qué pasaría si acá en Paysandú la Aduana y sus controles estuvieran en las rutas a la salida de la ciudad? Siendo fieles al Mercosur, se podría comprar libremente en ambas orillas del río; eso sí, también se podría vender”.
“Es una realidad del mercado, a los uruguayos nos convienen algunos artículos en Argentina y a los argentinos les convienen algunos artículos en Uruguay. De eso se trata un mercado común, ¿no?”
Debo admitir que fue una charla muy enriquecedora ya que me dio una visión del lado del comerciante con una mentalidad abierta y para mí con una idea muy buena como es la de sacar la aduana del puente y ponerla en la ruta saliendo de la ciudad, eso sí, haciendo los controles como manda la ley. Saquen ustedes sus conclusiones con lo que pasaría con el “bagayo” si todos pudiéramos comprar libremente en Colón…
También hablamos del comercio que más vende en Paysandú y que es el Free Shop instalado en la cabecera del puente del lado uruguayo. ¡¡¡Free Shop en el cual todos los uruguayos podemos comprar sin salir del país y con tarjeta de crédito nacional!!! Pero esto es otro tema del cual hay mucha tela para cortar y que según estuvimos de acuerdo con mi amigo comerciante no hay nada que podamos hacer. Fermín Barboza 3.598.219-0
RECIBIMOS Y PUBLICAMOS
Yo también soy feliz
Sí, muy feliz, porque veo que en el paisito, la democracia no es sólo palabrerío. ¡Se vive! Las dos notas aparecidas últimamente en el diario son un ejemplo de cultura cívica, escritas con altura y respeto por damas de nuestra comunidad que piensan diferente y exponen sus divergencias sin agravios, haciendo además realidad aquello de la equidad de género, en temas o hechos que ha poco eran exclusividad de los hombres.
Soy feliz, también tengo COHE y en esto de ser democrático, pienso diferente a la vez que concuerdo con las dos, porque creo que las dos tienen razón y aplaudo ambas notas. La primera, en sus dichos expresó el porqué de su alegría: cambiará la administración municipal. La Intendencia de Paysandú es la empresa más importante del departamento, y hay que reconocer que hace varias administraciones (esta última no es la excepción) que viene arrastrando una “colita” deficitaria que cada cinco años más y más se agranda, al igual que los pozos en las calles o el mal estado de los caminos, y es notoria la falta de eficacia del Ejecutivo que se va. ¿O no? Y la segunda nota, su autora, quizá por su fanatismo “P.P.”, como en una “embestida baguala” errando el tiro, enderezó para lo nacional; que sí hay que reconocer, Tabaré hizo un buen gobierno, cumplió con mucho de lo que prometió y concretó cosas buenas, otras no tanto y algunas quedaron por el camino. No se puede en cinco años arreglar lo roto en 150, ¿verdad? Y estoy de acuerdo, ahora el FA tiene en lo nacional cinco años más para terminar lo que no hicieron y en lo departamental, los blancos, tendrán su tiempo para mejorar las cosas. Y si no cumplen y somos inteligentes y tenemos memoria, la gente, el pueblo soberano, haciendo uso de la facultad que nos da la democracia, les “pasamos la factura” como ya quedó demostrado. Como Uruguay no hay. ¡Soy feliz! GFF 3.886.954-1
LA VOZ DEL PÚBLICO
Sr. Director:
El viernes 21 de mayo concurrí a vacunar a mi hija contra la gripe A H1N1 en la Policlínica del Barrio P-3. Antes de las 7 de la mañana varias personas ya se encontraban haciendo cola para obtener números, ya que sólo se entregan 40 para todas las vacunas a las 7 de la mañana, tal cual se indica en un cartel que luce en una de las ventanas de la Policlínica. Luego de varias horas de espera y faltando aún 10 números para llegar a los 40 repartidos, la vacunadora anuncia (como quien dice que llueve), que no hay más vacunas para la gripe A H1N1, retirándose y pretendiendo encerrarse en una de las habitaciones de la policlínica, ajena totalmente a la situación y desentendiéndose del asunto.
Grande fue el asombro e indignación de todos los presentes: una mañana perdida de trabajo y perdida para los múltiples quehaceres que tenemos las madres; una mañana de espera en vano y así como si nada, sin previsión por parte de la responsable de la vacunación, quien perfectamente sabía cuántas vacunas tenía y perfectamente sabía a cuántas personas podía vacunar, y se nos manda para nuestras casas, aclarando que no se sabe cuándo llegarán más vacunas.
Pero esta vez la gente dijo NO. Esta vez la gente llamó a la vacunadora, quien pretendía esconderse, cuestionó, reclamó, se le preguntó por qué al iniciar su trabajo no verificó cuántas dosis tenía de cada vacuna y en base a ello entregó los números, por qué no preguntó cuántas personas hay para vacunar por A H1N1, por qué no anunció cuando quedaban cinco dosis por lo menos, que ya no había más, y así la gente se retiraba para continuar o tratar de retomar sus tareas. ¿Acaso eso no es parte de su trabajo? ¿No debe ser previsora y solicitar con tiempo un refuerzo de vacunas si nota que se están acabando?
Parece que no; con la excusa que ella sólo es funcionaria (y pública por cierto) su trabajo es lo mínimo, cero esfuerzo porque es funcionaria pública, nada de pensar, ni preocuparse, ya que después que termina de vacunar ¿qué hace? Sé que todos los que están leyendo la presente se deben sonreír porque saben la respuesta. Pues nada, charlar y charlar, tomar mate posiblemente. Todos sabemos que la mayoría (hay excepciones, por suerte tenemos algunos excelentes funcionarios públicos) de los empleados públicos sólo cumplen con lo indispensable, con lo mínimo para mantener su cargo que por cierto difícilmente lo pierdan. ¿Esta señora vacunadora no tiene un jefe que cuestione o evalúe su desempeño, me pregunto? ¿Eso debemos creer? Porque el colmo de la situación, se dio cuando todos los que estábamos ahí le reclamamos su actitud, su falta de previsión y comprensión hacia nosotros, y la señora vacunadora con total falta de profesionalidad y de respeto hacia nuestras personas nos maltrató, literalmente se rió de nosotros, dijo que no le importaba, no era su problema si habíamos perdido un día de trabajo, y con total desparpajo se retiró otra vez a encerrarse en uno de los cuartos ya que no tenía más nada que hacer. También con una prepotencia digna de un alto jefe militar con sus subalternos, dijo que nos quejáramos con quien quisiéramos, que si faltamos al trabajo era problema nuestro, a ella no le importaba, ella de su parte no iba a solucionar nada. Todo esto, dicho con una soberbia imposible de describir. Sólo quien estuvo allí sabe cómo esta vacunadora nos destrató. Pero la cosa no quedó ahí. Quien suscribe la presente llamó al Hospital y habló con la encargada de las vacunas, quien por cierto también se molestó por la situación, y resulta que en el Hospital había dosis y podía mandarlas. Sólo un pequeño detalle: no había vehículos para transportarlas. Así que ofrecí mi vehículo y allá marchamos con otra madre y la vacunadora, que no tuvo otro remedio que acompañarnos, de muy mala gana.
¿Así que una simple llamada de una desconocida, de alguien ajeno al Hospital, alguien como yo, una madre, arregla todo? ¿No pudo la vacunadora avisar con tiempo y pedir más dosis?¿No es su trabajo prever estas situaciones? ¿No se le entregaron vehículos hace unos días al Hospital? Al final fuimos y volvimos con las vacunas. Todos sonreían en la policlínica cuando nos vieron llegar: así era de fácil, sólo había que pedir, y nos vacunaron a todos. Por fin un logro, por fin sentimos que si nos unimos podemos conseguir lo que nos corresponde. Traje las dosis en mi vehículo con la vacunadora con la cabeza gacha, previendo seguramente que esto no va a quedar así.
Ya hice la denuncia correspondiente en el Hospital la cual espero y deseo de todo corazón que no quede archivada en un cajón. Voy a seguir adelante por el bien de la salud pública que pagamos todos con nuestros impuestos. Y quiero aclarar que esto no solo lo hago por mí, por mi conciencia y por justicia, sino porque comprobé con desagrado y tristeza que esta señora vacunadora está acostumbrada a este tipo de comportamiento agresivo, prepotente e indigno. Me dijeron muchas madres allí presentes que no se animan a hacer denuncias pues temen las represalias; si denuncian a la vacunadora o a la enfermera, las demás funcionarias les hacen la vida imposible, no les dan medicamentos, no las atienden, y ellas necesitan llevar a sus hijos allí, viven en la zona y son rehenes de la situación, no tienen otra opción que agachar la cabeza y aguantar. Por todas esas madres, va a esta solicitada; por toda esa gente del barrio más vulnerable, humilde y necesitada en todos los aspectos de sus vidas, a los cuales mejor se debe tratar, mejor se debe cuidar. Autoridades competentes, tomen cartas en el asunto por favor, investiguen, sancionen, demuestren que la salud pública puede mejorar, vigilen los funcionarios. Y ustedes, madres rehenes, les pido que hagan valer sus derechos, no se dejen pisotear, no es gratis el servicio que estas funcionarias prestan, se paga con los impuestos de todos los uruguayos, todos somos iguales, todos tenemos derecho a ser tratados como personas.
Posiblemente si yo viviera en la zona de la policlínica y tuviera que llevar siempre mis hijos allí no escribiría esta nota, las madres cuando se trata de la salud de nuestros hijos aguantamos y hacemos cualquier cosa. Y le explico ya por último a la enfermera de la misma policlínica, que nada le impide vacunar a mis hijos allí, si bien cuento con el servicio de Comepa. Ustedes tienen la obligación de vacunarme si me presento en esa o cualquier otra policlínica del departamento. Y si no lo hacen, aténganse a las consecuencias. CI 4.003.478-4
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