Paysandú, Domingo 06 de Junio de 2010
Locales | 04 Jun Un decidido interés por crecer intelectualmente es lo que mueve a un grupo de adultos mayores del interior rural sanducero, quienes concurren a la escuela 97 de villa Quebracho y a la iglesia Valdense en Chapicuy para culminar sus estudios primarios. Es así que 24 personas viajan desde diferentes localidades y establecimientos para cumplir con las clases los lunes y miércoles en la escuela 97, y los martes y jueves unas 16 personas lo hacen en Chapicuy en el local de la iglesia antes referida.
El trabajo curricular se efectúa por niveles, el primero comprende desde primero a tercero, mientras que el segundo va desde cuarto a sexto año. El tiempo es flexible de acuerdo a las posibilidades de los alumnos. La prueba es en noviembre e incluye comprensión lectora, matemáticas, producción de textos, ciencias naturales y temas vinculados a la salud, como el tabaquismo. Geografía, historia, ciencias sociales también se incluyen en la evaluación. Además se tratan temas de actualidad, como puede ser la gripe AH1N1 u otros de interés general.
La maestra Susana Bodeant – docente que trabaja con estos grupos – destacó que “se puede trabajar sobre el día de la Cruz Roja Internacional, el mundial de fútbol o el medioambiente”.
La mayoría de los alumnos son empleados y hay casos como el de Andrés, un muchacho que hace 22 kilómetros para poder ir a clase.
Marta – otra de las alumnas – fue el patrón quien la estimuló para estudiar.
En estos días los alumnos estudian el continente africano buscando material en Internet, tomando como eje temático el mundial de fútbol también incluyen costumbres, formas de vida, vestimenta y los idiomas que hablan en Sudáfrica.
Bodeant hizo énfasis en que “se trata de gente que pone ganas de superación. Hay casos donde les cuesta escribir, porque no conocen las letras, pero el ímpetu y las ganas pueden mucho más que todo eso”.
Una muchacha de 24 años, con capacidades diferentes nunca había ido a la escuela y ahora aprendió a sumar y restar. Reconoce ciertos textos y aprendió a escribir su nombre y apellido, además lo hace con letra cursiva que no es fácil.
Una anécdota rescata la experiencia de Elmirena Yejas, quien salvó la prueba y luego de un llamado efectuado por la oficina de OSE de villa Quebracho, logró ingresar ya que exigían primaria completa. De todos modos sigue con los estudios y cuando no puede ir a clases llama a la maestra y le pide las tareas para hacer en su casa.
En el caso de los alumnos de Chapicuy don Ramón Moreira con 76 años cursó el programa “En el País de Varela yo si Puedo” y desde el año pasado está cursando Primaria. Jamás había ido a la escuela.
Como tienen posibilidades de concurrir al centro MEC de Chapicuy, días pasados don Ramón le envió un correo electrónico a su maestra. En un tramo del texto decía, “maestra, aprendí a hacerle un correo”.
El caso de don Luis Trinidad que se dializa en la ciudad de Salto y las clases le coincidían los mismos días de tratamiento, viaja al finalizar la tarde para cumplir con los estudios.
Algunos adultos que necesitan lentes, no se rinden ante ninguna adversidad, y usan anteojos con una sola patilla, demostrando el gran interés por superarse.
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