Paysandú, Domingo 06 de Junio de 2010
Locales | 06 Jun (Por Enrique Julio Sánchez, desde Estados Unidos).- Varias veces estuve mirando la nueva serie de vasos de McDonalds, “Shrek forever after 3D”, con la intención de comprarla para mi hijo Diego. Cuatro vasos de brillantes colores que se podían adquirir a 1,99 dólares con la compra de cualquier comida rápida. Por alguna razón no lo hice. Ahora me alegro, pues las autoridades sanitarias de Estados Unidos detectaron en esos vasos cadmio, un metal conocido como cancerígeno, que puede también provocar debilidad en los huesos y problemas en los riñones. Los vasos fueron impresos en China, desde donde en los últimos años han ingresado varios juguetes que para realzar sus colores tienen metales en peligrosas concentraciones. Ahora esos vasos, así como la promoción en los locales de la cadena fueron removidos y se ofrece una devolución del dinero a los compradores.
Es de esperar que ahora no aparezcan como súper promoción en alguno de nuestros países latinoamericanos y que sean efectivamente destruidos. En tanto, los usuarios de Windows esperan los anuncios que Microsoft hará este martes, conocido como “Martes de parches”, pues ha anunciado que emitirá nada menos que diez boletines de seguridad y parches para solucionar 34 vulnerabilidades del sistema. De los diez boletines, tres son críticos y cualquiera de ellos podría ser el camino para que un atacante tome control completo de una máquina a través de agujeros en Internet Explorer y Windows. Los otros siete boletines son importantes y tienen que ver con fallas dentro de Windows y Office que podrían llevar a la ejecución remota de un código, elevación de privilegios y modificaciones de sistemas afectados.
No obstante, la noticia más crítica y preocupante es la llegada del petróleo derramado desde hace 46 días en el golfo de México a costas de La Florida. Los reportes de prensa mostraron a bañistas en Pensacola Beach salir apresuradamente del mar, al ser alcanzados por el hidrocarburo flotante, mientras niños jugaban con el crudo en la playa y otras personas tomaban fotos de las manchas.
La empresa British Petroleum (BP) no ha podido controlar eficazmente el derrame y los peores informes indican que ello no ocurrirá sino hasta fines de agosto, lo que provocaría enormes pérdidas económicas a La Florida y otros Estados que se preparan para recoger los beneficios de una nueva temporada veraniega.
La empresa colocó una cúpula de contención en el lecho marino, a casi dos kilómetros de profundidad, que absorbe mil barriles de petróleo por día, pero la pérdida es de casi veinte mil diarios. La llegada de la marea negra a Florida representa una gran amenaza para el turismo, la principal industria del Estado, que genera 60 mil millones de dólares anuales con 80 millones de visitantes.
En tanto, ejecutivos de BP buscaron tranquilizar a los inversionistas pero postergaron la decisión de si suspenderán o no el pago de dividendos en el próximo trimestre. La firma reparte 10.500 millones de dólares anuales a sus accionistas, pero dos senadores estadounidenses pidieron a la empresa que suspenda el pago hasta que se conozca el costo total de limpiar las aguas.
No obstante, pese a todo esto, desde el próximo viernes estos temas pasarán a plano secundario. Importará mucho más la química entre Messi y Maradona. O la incógnita del fútbol africano. O cómo será el desempeño de la terna de favoritos: Brasil, España e Inglaterra.
El Mundial de Fútbol de Sudáfrica es una aventura hacia lo desconocido: por primera vez en invierno desde Argentina 78, por primera vez en altitud desde México 86, por primera vez en un país africano. Las predicciones son más difíciles que nunca. Y el simbolismo, más poderoso. Un continente relacionado con las guerras, el hambre y la pobreza tiene la oportunidad de dar un paso al frente. Y aprovechar esta formidable caja de resonancia para superar los recelos que despiertan la seguridad, el transporte y las comunicaciones.
A la cita mundial acuden 736 futbolistas de 32 selecciones, que disputarán 64 partidos en diez estadios de nueve ciudades. La Celeste vuelve al fútbol mundial en Sudáfrica, lo que no es poca cosa. Curiosamente, la cadena de televisión ESPN, en su página web, predice que Uruguay será Campeón del Mundo tras una final con Argentina. Se trata de un juego, El Eliminador, que se basa en las estadísticas.
Probablemente Uruguay, pese al “mandato” de los números, no alcance el triunfo en la máxima justa mundial del balompie, más allá de la pasión futbolera de cada uno de nosotros y de esa fe ciega que nos caracteriza cada vez que la Celeste baja a una cancha de fútbol para volver a poner a prueba la resistencia de nuestros corazones.
Pero si nuestros representantes lucen con dignidad la enseña, si luchan con hidalguía, si repiten ese juego alegre y técnico que le hemos visto, si podemos darle rienda suelta a ese gutural grito que escapa de nuestras gargantas cada vez que un uruguayo convierte un gol, si podemos ser esencialmente uruguayos una vez más, habrán hecho honor al Himno Nacional. Y habrán sabido cumplir.
En esta sociedad mundial donde el deporte está tan ligado al desarrollo económico, este puñadito de locos celestes de apenas tres millones tenemos pocas posibilidades de levantar la Copa el 11 de Julio. Aun así, nos sentimos pletóricos y esperanzados. La historia nos tiene acostumbrados al triunfo cuando menos se lo espera. La historia, reducida a la estadística, nos pronostica campeones. Allá en el paisito, aquí en New Jersey y en cada rincón donde un uruguayo apronte el mate y se siente frente al televisor o la pantalla de la computadora para esos 90 minutos a puro masoquismo, con la ilusión de que nos hagan felices por el resto de la eternidad, el grito es uno solo: ¡Uruguay nomá’!
En tanto, la cuenta regresiva continúa sin pausa ni prisa y también sin contratiempos. Alrededor de 75 días y contando. Aunque esa, esa es otra historia.
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