Deportes | 07 Jun Podían estar sucediendo dos cosas. La primera, que el rival fuera verdaderamente duro y aguantara sin problemas las manos de todos los colores que recibió arriba y abajo. La segunda, a la que por estos lados podría uno inclinarse conociendo el estilo de Noé González, era que “El Carbonero” estuviera probando, intentando hacer más rounds sabiendo que podía liquidar la pelea cuando quisiera.
Hasta que llegó un momento clave, tras el quinto asalto. Cuando González se refrescaba, llegó la frase desde el rincón que terminó por confirmar esa presunción que se tenía a través de la televisión: “¡No le tengas lástima!”.
Y Noé cambió el repertorio. O, mejor dicho, salió decidido a liquidar las cosas en ese sexto asalto. Se veía venir: en su debut en terreno estadounidense, frente al mexicano Jorge “Michi” Muñoz, el Mediano uruguayo conectó una serie de goles que culminaron con uppercut de derecha que hizo tambalear definitivamente al azteca que, con el mundo que le daba vueltas, optó por arrodillarse y sellar la victoria de González con un nocaut cuando transcurrían dos minutos del sexto asalto.
La pelea, llevada a cabo en el Event Pavillon de Tampa, California, le fue favorable al uruguayo de principio a fin. Poco a poco fue desgastando a un rival que llegaba con antecedentes de pegador, pero que con una diferencia considerable en lo físico a favor del pugilista celeste, terminó por sucumbir tras ser duramente castigado a lo largo de los poco más de cinco rounds que duró la pelea.
Es cierto, quizá no se le puede pedir espectáculo a Noé. No es de esos medianos que baila sobre sus pies. Es de esos boxeadores que planifica, mide y busca dar el zarpazo rival con una potencia que duele. A tal punto, que parece elegir el momento deseado para sacar al contendiente de turno.
Quizá no utilizó como hubiera podido la diferencia en la longitud de brazos con su rival para hacer otro tipo de combate. Pero está claro que la planificación salió a la perfección en este primer paso de su aventura estadounidense, de la mano del manager sanducero Sergio Márquez.
La pelea llevada a cabo el viernes a la noche, que significó la vuelta de un uruguayo a la meca del boxeo mundial después de casi 27 años, es el primer escalón para un González que sigue engordando su foja a 24 triunfos (16 KO) y una derrota, y que no descansará hasta tener una chance por un título del mundo.