Paysandú, Martes 08 de Junio de 2010
Opinion | 06 Jun De un tiempo a esta parte, la calidad de las aguas del río Uruguay ha estado en el centro de varias discusiones. La más conocida por su impacto en los medios de comunicación es la que refiere al reclamo argentino por la supuesta contaminación --de la cual no hay evidencias, según el fallo de la Corte Internacional de La Haya-- de la fábrica de pasta de celulosa de Botnia, en Fray Bentos.
Otros temas colaterales referidos al río han estado en primer plano de las noticias, entre ellos la suspensión del monitoreo de la condición ambiental del río, que se realizaba desde hacía décadas por la Comisión Administradora del Río Uruguay. El mismo dejó de hacerse hace un par de años al recrudecer el diferendo entre Uruguay y Argentina, por lo que la referida comisión binacional estuvo omisa en el cumplimiento de sus cometidos específicos.
La planta de tratamiento de aguas residuales de OSE, por ejemplo, hace años se viene postergando en su construcción y ahora el nuevo directorio se ha comprometido para concretarla en el quinquenio, a pesar que la población sanducera se ha mantenido casi al margen del tema sin reivindicar su derecho a una mejor calidad de vida. Porque, conviene recordarlo, los desechos cloacales y en su mayor parte los industriales se vierten sin tratamiento ninguno al mismo río que nos suministra el agua para beber.
Entonces surge la pregunta: ¿es necesario llegar a una situación límite para ocuparnos de ello? Creemos que no. Que mantenerse informado sobre la problemática ambiental es fundamental, ya que no se puede cuidar lo que no se conoce y que la difusión de la información también es muy valiosa, ya que puede generar cambios de actitud de otras personas.
La contaminación está relacionada con la salud. Y las empresas que contaminan también se relacionan con el empleo y el salario. Nada existe aislado, sino que todo está interrelacionado y lo que sucede en un lugar repercute en otro. Si no enfocamos el problema desde ese punto de vista, seguiremos teniendo una visión errada de los asuntos ambientales y la ecología, pensando que es la defensa de los animales y plantas, cuando en realidad es una cuestión mucho más relacionada con asuntos fundamentales para las personas.
En resumen, a pesar que los problemas ambientales tienen cada vez un impacto mayor en la vida cotidiana, falta mucho aún para avanzar en conciencia social sobre el tema.
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