Delegación uruguaya en la OIE

Rurales | 08 Jun El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca presentó un informe con los resultados de la 78ª Sesión General Anual de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), desarrollada en Francia del 23 al 28 de mayo pasado.
El director de Servicios Ganaderos, Francisco Muzio y el director del Programa de Servicios Agropecuarios, Carlos Correa, fueron los encargados de realizar la exposición, en la cual también estuvo presente el ministro de Ganadería, Tabaré Aguerre.
Muzio comentó que los 176 miembros de la Organización aprobaron el Quinto Plan Estratégico que define la agenda de las misiones globales para la salud y el bienestar de los animales durante 2011 y 2015.
Destacó que preocupa el aumento de casos de fiebre aftosa detectados en 2009 en el sudeste asiático (Japón, Corea, Mongolia, etcétera). Dijo también que es alarmante el incremento de otras enfermedades como la influencia aviar, la influenza H5N1; la rabia en zorros y otros animales salvajes y la extensión de viruela ovina y caprina hacia zonas geográficas que hace años no se veían afectadas.
Otro tema que se trató fue la zona de protección que reciben los países de Sudamérica, cuyos vecinos se ven afectados por la fiebre aftosa. Se solicitó a la OIE que catalogue a los países libres de la enfermedad con el mismo estatus que el resto, que no tienen focos cerca.
Complementando esta intervención, Carlos Correa se refirió a otros temas tratados en la Asamblea, como el tratamiento de las normas que existen en el sector productor privado.
En lo referente al Quinto Plan Estratégico aprobado por la Asamblea, estuvo presente la seguridad alimentaria del planeta, ya que la reducción de enfermedades implica el aumento de 20% en la producción de proteína animal, en un mundo que prevé aumentar el 50% de la demanda de las mismas.
En estos temas, la OIE trabaja permanentemente para reforzar los servicios veterinarios porque la amenaza de trasladar enfermedades está latente.
Otro punto tratado por el Plan Estratégico se basa en el concepto “Un mundo una salud”, partiendo de que cada vez más, las enfermedades se transmiten del animal al hombre.
El impacto de los cambios climáticos en las enfermedades animales y el de producción pecuaria en el cambio climático, fueron también analizados. Para ello, la OIE creó un grupo de trabajo que estudia estos impactos para saber exactamente cuál es la incidencia, favorable o desfavorable de la producción en los gases de efecto invernadero o el cambio climático.
Parte de la oie
Cerrando la oratoria, el ministro Aguerre felicitó al doctor Correa en atención a que presidirá, durante tres años, la Asamblea Anual de la OIE.
Aseguró que para Uruguay, como país ganadero y agricultor, es fundamental formar parte de la OIE, porque regula aspectos normativos, de inocuidad y de seguridad alimentaria en el comercio.
Reconoció que la aftosa es un tema que preocupa mucho al país y desde el pasado 7 de mayo, se dispuso una serie de medidas de fortalecimiento de las barreras sanitarias, especialmente en los puntos de ingreso de la extra región (aeropuerto, puerto de Colonia, ingreso de barcos, etcétera). Se reforzaron los procedimientos y protocolos para evitar el ingreso de cualquier tipo de restos que pudieran venir en los barcos.
Aguerre anunció que la tercera semana de junio viajarán a Bolivia representantes de la Dirección de Servicios Sanitarios del MGAP, para contribuir con su experiencia técnica, a organizar el servicio de vacunación de dicho país. Recalcó que el sistema inmunitario basado en la inoculación es central para evitar el ingreso de la aftosa en el país.
Con respecto a la importancia de diferenciar la producción uruguaya en el marco de la política que lleva adelante el país sobre cambio climático, el ministro dijo que la carne, la leche y el arroz, formaran parte de las tres primeras mesas sectoriales. En este ámbito, la Unidad de Cambio Climático del Ministerio trabajará con el fin de construir una política agropecuaria. La misma estará enfocada especialmente para que el producto uruguayo contenga un valor agregado ambiental, además de la inocuidad y la seguridad alimentaria.
Para ello, se trabajará analizando el impacto que producen los procesos productivos en el calentamiento global o en la emisión de gases por efecto invernadero.