Deportes | 07 Jun “Nos mueve una sola cosa, la pasión por el básquetbol”, nos decía al cierre de uno de los módulos Miguel Volcan, el entrenador que tuviera a su cargo dictar la Clínica de Básquetbol que organizara con éxito el Paysandú Wanderers.
“Es todo pasión pero hay que poner inteligencia. En Paysandú estuve varias veces. Me siento bárbaro, aprovecho esto para compartir conocimientos. Hay que aprender. Vengo de México, estuve en Argentina, ahora voy con Entre Ríos al Campeonato Argentino, después veré qué opciones de trabajo tengo. Volvemos a las clínicas. Esto es clave, el tema es que tengan continuidad, que no resulte una cosa aislada”.
Y continuaba, “todas las profesiones son de formación permanente. El hecho de que estos países como los nuestros, o ciudades así, donde las competencias no te brindan mucho, a la gente como que se le cierran un poco los ojos, puedan perder la motivación o pierdan las ganas de aprender”,
¿El jugador uruguayo, es receptivo a este tipo de trabajo?
“Sí, al principio, me refiero a los jugadores, le da un poco de fatiga mental, pero sí, hay buen clima, buen ambiente. En los entrenamientos hice dos experiencias, las últimas con Olimpia y Hebraica Macabi, en lineas generales sí, tampoco fue exuberante, digamos, pero bien. El tema es que hay muchísimas cosas, desde el punto de vista técnico y táctico para mejorar en el Uruguay, ese es uno de los puntos, yo creo mucho en lo que denomino formación de formadores, mejorar la calidad de los entrenadores para tener mejores jugadores, eso es fundamental, pasa por ahí, para atacar a los entrenadores hay que atacar a los formadores, donde se forman los entrenadores. El hecho es actualizarse, intercambiar información, trabajar conocimientos”. “Chapatín”