Opinion | 19 Jun Al llegar un nuevo 19 de junio, en el que los uruguayos recordamos el natalicio del general José Artigas, corresponde traer a colación un planteo que en su momento formuló el ex presidente Tabaré Vázquez, cuando el entonces mandatario pretendía transformar esta conmemoración en un día en el que los uruguayos comprometiéramos una actitud de tolerancia y de reencuentro, dejando atrás rencores e intentos de pasar facturas por el doloroso pasado reciente.
Aquella idea del “Nunca más” solo encontró eco en dirigentes de la oposición y algunos allegados al mandatario dentro de su fuerza política, pero en cambio no fue compartida por sectores del Frente Amplio que boicotearon la iniciativa presidencial y lo llevaron a dejar sin efecto esta propuesta de reconciliación.
En las últimas horas el presidente José Mujica se refirió a este tema e indicó que el “Nunca más” propuesto por Vázquez no ha sido comprendido y aclaró que se trata de un mensaje de continuidad artiguista que espera se vaya transformando en un componente de la cultura uruguaya.
Consideró Mujica que este sentimiento debe construirse en el tiempo que nos toca vivir, en términos de compromiso con la tolerancia y en convivencia con las “contradicciones inevitables que implican vivir en sociedad”, para acotar que “es inevitable, sería hacerse el distraído, que un presidente que empuñó las armas no lo diga con claridad en materia de valores esto que estoy afirmando”.
La disposición del ex guerrillero, --que empuñó precisamente las armas integrando un grupo sedicioso que apeló a la violencia contra un gobierno democrático-- a tender una mano para dejar atrás diferencias con quienes estaban en el otro bando, y que en la intolerancia mutua arrastraron al país a la larga noche de la dictadura, debe valorarse doblemente, por cuanto en los hechos es también una expresión de mea culpa y de reconocer responsabilidades compartidas que no han sido asumidas por muchos de los que han estado en posiciones intolerantes.
Los uruguayos debemos rescatar precisamente la esencia del “Nunca más”, que significa que nadie debe erigirse por encima de la voluntad popular y pretender imponer su forma de pensar por la vía de los hechos, despreciando la inteligencia y el sentir de los pueblos.