Paysandú, Miércoles 23 de Junio de 2010
Opinion | 23 Jun La generación de energía eléctrica en las centrales térmicas se logra produciendo vapor de agua a muy alta presión, partiendo de un combustible que puede ser de cualquier naturaleza, como por ejemplo la quema de residuos forestales, madera, derivados del petróleo, minerales como la hulla, carbón, gases naturales o derivados de reacciones químicas. Incluso las centrales atómicas obtienen la energía necesaria de la reacción nuclear, que eleva la temperatura del agua hasta transformarla en el vapor que se utiliza luego para mover gigantescas turbinas, que conectadas a un dínamo producen electricidad. Quiere decir que siempre que tengamos una considerable fuente de calor es posible generar electricidad, cuya potencia dependerá de la cantidad de combustible que se queme y su rendimiento térmico.
En Paysandú hay un proyecto en marcha de este tipo, que lleva a cabo la empresa Azucarlito y se basa en la quema de deshechos forestales. Aunque la madera no es tan fácil de manipular ni tan eficiente como el gas derivado del petróleo, los números finalmente cierran precisamente porque se trata de un desperdicio de la producción forestal, que de otra manera no sería aprovechado.
Sin embargo, en Montevideo Ancap quema todos los días un impresionante volumen de gases residuales de la destilación de combustibles en la planta de La Teja, a través de una chimenea conocida popularmente como “el fósforo”. Estos gases encendidos que emanan de allí producen llamas que se pueden ver a grandes distancias, y al pasar cerca de la planta por el acceso de Ruta 1 a la ciudad se puede apreciar que alcanzan una altura de varios metros, a veces produciendo un color rojizo y otras más azulado casi todos los días.
Ciertamente desconocemos la complejidad del proceso de la destilación que resulta en tales gases, que suponemos serían nocivos en la atmósfera de no ser quemados completamente. Pero quizás una forma más eficiente de hacerlo podría ser aprovechando esa importante fuente calórica para producir electricidad, a través de una central térmica apropiada similar a la que está instalando Azucarlito actualmente, o incluso de mayor potencia si los rendimientos lo permitieran. En definitiva igualmente se lograría el propósito inicial, que es la incineración de gases peligrosos, pero al mismo tiempo se obtendría electricidad que en definitiva, termina siendo gratis, por poca o mucha que sea la potencia generada.
Si nuestra propuesta es correcta –eso lo deberían determinar los técnicos—sería bueno que las autoridades del Ente la pongan a consideración, y de esta forma aportar un granito de arena a los esfuerzos del Gobierno para alcanzar la independencia energética.
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