Opinion | 17 Jun A cualquier trabajador uruguayo que falte a su puesto laboral las empresas privadas y también las públicas le descuentan el día. Ocurre así con empleados fabriles, maestros, las personas que trabajan en el servicio de recolección de basura, los empleados bancarios; casi todos los uruguayos. Sin embargo, hasta ahora los señores diputados que elegimos cada cinco años no entran en esa situación.
Según informó Últimas Noticias, actualmente la Comisión de Asuntos Internos de la Cámara de Diputados está tratando --y se pondría a votación en una próxima reunión del plenario-- una iniciativa legal que permita descontar del salario de los legisladores las jornadas no cumplidas, de forma tal que dejen de tener un privilegio que ningún empleado o funcionario posee.
En una reciente reunión de bancada, los legisladores de Unidad Nacional resolvieron apoyar el proyecto presentado por el Frente Amplio diciendo que “comparten en un todo el espíritu de aplicar las sanciones pecuniarias a los legisladores que en forma injustificada no cumplan con sus deberes en el Parlamento”.
Ocurre que los diputados son los únicos funcionarios públicos que no perciben descuentos si faltan o se retiran antes de la sesiones, a pesar que el artículo 117 de la Constitución expresa en esos casos debe realizársele un descuento proporcional a su salario.
En el Senado esto se aplica pero en Diputados no y, en consecuencia, los estos últimos cobran el mismo sueldo tanto si van o no a las sesiones. En 2004 y 2005 se intentó aplicar descuentos a los legisladores que faltaban o se retiraban antes de las sesiones, pero la iniciativa siempre terminó archivada en un cajón. Ahora, el proyecto de ley modifica el reglamento de la Cámara, basándose en dicho artículo constitucional.
Un diputado gana $127.501 nominales, incluyendo gastos de representación. El proyecto descuenta medio jornal a los diputados cuando faltan a comisión y un jornal cuando faltan a la sesión. Las ausencias son justificadas cuando el representante está de licencia o por aviso previamente por escrito.
Los diputados son elegidos por los ciudadanos ni más ni menos que para representarlos y eso implica trabajar. Quien no lo haga, debe someterse a las mismas reglas que cualquier hijo de vecino como indica el sentido común. Sería vergonzoso que, por la causa que fuere, el proyecto de ley no sea votado rápidamente prolongando una situación de privilegio que no corresponde perpetuar.