Deportes | 03 Jul Escenario: Estadio Nelson Mandela Público: 40.186 Arbitro: Y. Nishimura (JPN).
Holanda: Maarten Stekelenburg; Gregory van der Wiel, John Heitinga, Andre Ooijer, Giovanni van Bronckhorst, Mark van Bommel, Nigel de Jong, Arjen Robben, Wesley Sneijder, Dirk Kuyt, Robin van Persie (Klaas-Jan Huntelaar 85). DT: Bert van Marwijk.
Brasil: Julio César; Maicon, Lucio, Juan, Michel Bastos (Gilberto 62), Dani Alves, Felipe Melo, Gilberto Silva, Kaká - Luis Fabiano (Nilmar 77), Robinho. DT: Dunga.
Goles: 10’ Robinho, 53’ Felipe Melo (en contra), 68’ Sneijder. Amonestados: Heitinga, van der Wiel, de Jong, Ooijer (H), Bastos (B). Expulsado: 73’ Felipe Melo.
Se decía que era una final adelantada del Mudial de Sudáfrica. En gran parte tienen mucho de razón quienes eso expresaban. Ya en el partido, que finalizó con el 2 a 1 favorable a los naranjas, que los puso en semifinales, mientras los brasileños deben volverse a casa.
Y la pregunta es ¿lo ganó Holanda o lo perdió Brasil? Mucho de esto hay, si tenemos en cuenta cómo se definió el juego, que en gran parte del primer tiempo se inclinaba en favor de los brasileños que no dejaron moverse a los holandeses y plantearon en la cancha el juego que mejor les servía. Sorprendieron más de una vez a la defensa holandesa, que no podía escalonar marcas para detener la movilidad de los delanteros norteños, que a velocidad y, sobre todo cuando se encontraron tanto Alves por izquierda como Robinho por el centro, hicieran estragos en la defensa holandesa.
Hasta que llegó el magnífico pase de Alves para que Robinho se encargara de entrar solo por el centro y vencer con tiro bajo al meta holandés.
Iban 10 minutos y era justicia. Todo lo que ocurrió de ahí en más tuvo a Brasil como el que proponía el juego, con Kaká desmarcado, generando juego y abriendo hacia los laterales que se sumaban al ataque, hizo que Brasil tuviese más posibilidades de aumentar, entre ellas una que el mismo Kaká obligó al meta y éste salvó al córner.
El primer tiempo se iba, Brasil no presionaba y esto le jugó en contra. Porque mientras era controlado el artífice del juego holandés, Robben, no se encontraba con van Persie, los desbordes de Kuyt terminaban en la cabeza de Maicon o de Juan, o se iban lejos del arco de Julio César.
El segundo tiempo mostró otra historia. Brasil siguió sin presionar, y comenzó a crecer el fútbol de Holanda, en la medida que el balón le llegaba más “limpio” a Robben que se perfiló por derecha, arrastró marcas y le dejó a sus compañeros posibilidades de llevar a la zaga brasileña sobre su área.
Tras un foul no muy claro, llega el centro de Robben y, en su afán por despejar Felipe Melo no hizo otra cosa que vencer su valla. Comenzaban a crecer los europeos, mientras que los norteños perdían efectividad en los pases, cayendo en errores en la marca y en la entrega.
A esto se le sumó otro envío por elevación de Robben, anticipó Kuy y dejó solo a Sneijder para que venciera por segunda vez el arco de Julio César.
No hubo rebeldía en la reacción que intentó Brasil, cada vez más asfixiado por la marca de los naranjas, que cuando tuvieron la pelota tocaron y era el turno para que los norteños no encontraran el balón. Se sumó la expulsión, bien mercida de Felipe Melo para poner a Brasil, además de con uno menos, bajando su rendimiento en la cancha.
Cauteloso Holanda, mantuvo cuatro hombres en su zaga, retrocedieron metros los volantes y así, sin pasar zozobras, se quedó con el partido. FMS