Opinion | 02 Jul En el contexto de un nuevo intento de la comuna por ordenar el tránsito y conferirle mayor seguridad a la circulación vehicular, fueron puestos en funcionamiento los semáforos de Bulevar Artigas, en el tramo comprendido entre las calles Colón y Tacuarembó. La obra, habilitada en las postrimerías la administración frenteamplista, establece un sistema de funcionamiento de 7 a 22, posibilitando una velocidad máxima de circulación de 50 kilómetros por hora. Aunque se trata de una de las avenidas principales de la ciudad y escenario de frecuentes accidentes de tránsito, la instalación de semáforos en un segmento tan extenso también generó polémica, ya que muchos conductores entienden que restará dinámica al desplazamiento en una arteria que corta longitudinalmente la ciudad, de sur a norte, en tanto otro porcentaje de la población se manifiesta de acuerdo, dado que en gran parte de su extensión la avenida era insegura y generaba, por sus características, contratiempos en la circulación vehicular. Más allá de las controversias, es justo reconocer la apuesta de la comuna por aportar soluciones al por momentos caótico tránsito sanducero.
El resultado de la instalación de estos semáforos deberá ser evaluado luego de cierto período de funcionamiento, ya en conocimiento de estadísticas de accidentes y de las diferentes opiniones de quienes diariamente circulan por la zona. La señalización, sin duda, es uno de los componentes más importantes de un tránsito que pretende ser ordenado, pero la predisposición de muchos conductores a no respetar las normas no se revierte instalando semáforos, sino incrementando y mejorando los sistemas de fiscalización. Es un gran paso, una buena señal desde la Intendencia, pero todavía queda mucho por hacer en este tan característico tránsito sanducero.