Deportes | 04 Jul El partido ante Ghana dejó secuelas. Y no solo en el terrible cansancio de los jugadores tras el esfuerzo de haber disputado 90 minutos intensos y un alargue de 30 minutos de un ritmo insoportable. Pero pasó Ghana, Uruguay está en semifinales y debe comenzar a pensar fríamente en el rival del próximo martes: Holanda.
La prioridad, está claro, pasa por descansar, aflojar tensiones y armar un rompecabezas al que le faltarán varias piezas.
Los goles de Suárez, el mismo que hace goles de todos los colores nada menos que en la Liga del rival ante el que los celestes se jugarán el pasaje a la final del Mundial, estarán en la tribuna ya que el delantero fue sancionado por una fecha (así lo informó FIFA pese a que se especulaba con una sanción mayor) tras haber atajado una pelota de gol instantes antes de que se esfumara el alargue ante los ghaneses.
Tampoco estará a disposición Fucile, de un trabajo impresionante en el lateral izquierdo del equipo celeste, tras haber acumulado su segundo cartón amarillo. Pero las noticias no se quedaron ahí: el sanducero Nicolás Lodeiro se perderá lo que queda del Mundial, dado que frente a los africanos sufrió la fractura del dedo pequeño de su pie izquierdo y se ha transformado en la tercera baja segura de Uruguay en semifinales.
Pero hay que seguir sumando. Diego Lugano, que debió salir por lesión, sufrió un esguince del ligamento interno de la rodilla derecha y, más allá de que se espera que pueda llegar en condiciones, se sigue minuto a minuto su evolución.
El parte médico brindó al menos una buena noticia, y no deja de ser importante: Diego Godín trabajó con normalidad y estará a la orden para retornar a su lugar de titular en la zaga celeste. Es decir que si Lugano se recupera, Uruguay volverá a tener la pareja de zagueros titular para enfrentar a los holandeses.
Ese es el panorama de la selección, que en la víspera dio descanso a los futbolistas titulares y los que jugaron más minutos frente a Ghana.
El objetivo pasa por recomponer el estado físico tras el esfuerzo, por lo que solo el resto del plantel trabajó en Johannesburgo, a la espera del traslado a Ciudad del Cabo, sede del partido del martes.
Uruguay, que volvió a callar en forma increíble a un estadio colmado de hinchas locales, se prepara de cara a un nuevo desafío: nada menos que el pasaje a la final del Mundial 2010. Y tendrá, nada más y nada menos, que el respaldo de todo un continente.
Porque, en definitiva, Uruguay tendrá mucho más que tres millones de hinchas. Tendrá a su lado a toda Sudamérica. STB