Deportes | 07 Jul ¿Se terminó? No, ni ahí. Solo quedó por el camino la ilusión de ser campeones del mundo, pero no se terminó nada. Quedará por años en el recuerdo la excelente actuación celeste en el Mundial 2010 de Sudáfrica, donde Uruguay volvió a meterse en la historia grande del fútbol universal. Este fútbol uruguayo aburrido, alicaído y lleno de problemas interminables, le mostró al mundo que se puede. Pero, y por sobre todas las cosas, se lo demostró a sí mismo. Se puede. Es verdad, otro será el campeón del mundo. Pero para Uruguay no se terminó nada. Pasó un grupo complicado como lo fue aquel que tuvo a la Celeste emparejándose con Francia, Sudáfrica y México; y pasó Uruguay.
Llegó Corea del Sur, ante la que los orientados por Tabárez dejaron el alma; y pasó Uruguay. Se interpuso Ghana, y Uruguay pasó con milagro incluido. Llegó Holanda, y terminó superando a un equipo que llegaba complicado, dando demasiadas ventajas, pero que se dio por entero dejando al rival con el corazón en la boca hasta el último segundo. ¿Podría haber sido diferente la historia de haber llegado en plenitud y todos los jugadores a la orden? Vaya uno a saber. Lo que está claro es que Uruguay llegó a semifinales invicto tras jugar cinco partidos, y que cayó de pie ante otro invicto. Es cierto, Uruguay no será campeón del mundo en este 2010. Pero tiene posibilidades de subirse al podio, y no es poca cosa. ¿Se terminó? Ni ahí: que pase el que sigue. STB