Paysandú, Viernes 09 de Julio de 2010

Sinergia portuaria en el litoral

Opinion | 08 Jul En pleno proceso de ejecución de las obras de remodelación y refuerzo del muelle del puerto de Paysandú con vistas a la operativa con contenedores, que se espera culminar sobre fin de año con el agregado del refuerzo de la cimentación de los 200 metros del muelle de cabotaje, aparece a esta altura como un hecho la reversión de un largo proceso de deterioro de la infraestructura de la terminal portuaria sanducera, que se ha dado a lo largo de décadas, pero es sobre todo un acontecimiento que entraña un simbolismo muy especial para el departamento, el país y la región, como apuesta al futuro que es valedera por erigirse en instrumento de apoyo para el desarrollo sustentable.
Debe tenerse presente que la Administración Nacional de Puertos (ANP), se fijó como meta la reactivación de los puertos del Litoral a partir de la anterior administración, continuada por la actual, y está respaldando los enunciados con inversiones que trascienden un período de gobierno, y sobre todo las coyunturas económicas, teniendo en cuenta que la decisión se adoptó durante un escenario internacional favorable que el país ha tenido en los últimos años, pero que siempre se está sujeto a avatares que pueden afectar las cuentas públicas.
Pero precisamente una cosa es el gasto público en determinadas áreas en las que es posible e incluso preciso recortar erogaciones en momentos particularmente difíciles para la economía, sobre todo cuando no se han instrumentado políticas anticíclicas, y otra es la inversión en la infraestructura que contribuirá al desarrollo y generar la sinergia de los sectores productivos, como es el contar con puertos operativos para la exportación de mercadería de gran volumen, en la que el costo del flete resulta fundamental para su rentabilidad y su posibilidad de competir en el exterior.
De ahí la doble significación de reafirmar los proyectos de largo plazo que necesita imperiosamente el país, desde que si bien en un contexto de coyuntura favorable estas erogaciones suelen justificarse por la tendencia que adquiere la economía, tienen mucho más valor cuando se hacen en un escenario complicado. Ello se inscribe precisamente en la actitud que nos va a permitir en el futuro estar más o menos a cubierto de estos avatares internacionales mediante instrumentos logísticos adecuados a nuestras necesidades, que lamentablemente se han ido postergando con el paso de las décadas.
Tenemos el ejemplo claro de la empresa Azucarlito, que tras el cese de la producción de remolacha azucarera se ha reconvertido al refinado del crudo importado desde la región, y que en su momento, ante las dificultades para el transporte en barcazas por la hidrovía Paraguay-Paraná-Uruguay, debió apelar al transporte por vía marítima para abastecerse de materia prima, para retornar no hace mucho a las barcazas al modificarse el escenario internacional en fletes y disponibilidad de chatas.
Es decir que la inversión en logística, como en los puertos del Litoral y sobre todo los ubicados en el norte del río Negro, como la infraestructura que apunte a contar con un puerto seco en Rivera mediante enlaces carreteros y ferroviarios que permitan un transporte seguro y fluido de mercaderías, los acuerdos para financiar inversiones mínimas en el corredor bioceánico por encima de coyunturas y de gobiernos, aún en el contexto de un Mercosur contradictorio y errático, es un factor diferencial cuya concreción no debe desdibujarse .
El transporte fluvial es precisamente una apuesta que trasciende las coyunturas y que conlleva un recurso que hemos desperdiciado durante demasiado tiempo en el Uruguay, incluyendo también al litoral argentino, y ante el resurgir de producciones primarias de gran volumen y bajo valor relativo, como la riqueza forestal y los granos, por señalar las más notables, adquiere en los últimos tiempos un valor diferencial en la escala logística que necesitamos en la región.
Es a la vez fundamental la sinergia y especialización de los puertos de acuerdo a su ubicación estratégica y posibilidades de navegabilidad, y tenemos así que más allá de la proyección que tienen Fray Bentos, Concepción del Uruguay y Paysandú, que incorporan la ventaja de poder operar con contenedores tan pronto culminen en este último caso las obras de remodelación y dragado, los puertos de Salto y Concordia tienen legítimas aspiraciones de participar en este esquema de reactivación del transporte fluvial, atendiendo requerimientos de sus sectores productivos, mediante el uso de barcazas de bajo calado para granel, así como promoviendo el movimiento de pasajeros con fines turísticos. Este interés, que ha dado lugar a reuniones entre autoridades de ambas localidades, incluyendo la participación de jerarcas de la Administración Nacional de Puertos y del ente portuario de la vecina orilla, pone de relieve que hay cambios en proceso en el litoral uruguayo-argentino en cuanto al transporte fluvial, sobre todo a partir de que se vaya superando el conflicto por la planta de celulosa, y que es posible, pero sobre todo necesario, complementar este formidable instrumento logístico entre ambas orillas, para potenciar su desarrollo.


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