Opinion | 09 Jul En todos los órdenes, la finalización de un proceso y el consecuente comienzo de una nueva etapa, genera expectativa y entusiasmo, incluso cierto grado de incertidumbre. Las nuevas autoridades municipales sanduceras asumieron el difícil desafío que significa guiar los destinos de uno de los departamentos más importantes del país, con fuerte perfil industrial y comercial, pero por sobre todo con infinito potencial en diversos segmentos a menudo subexplotados. Áreas como infraestructura, tránsito y vialidad quizá representen los aspectos más problemáticos, pero sin duda uno de los grandes proyectos que deberá afrontar la flamante administración sea el sector turístico, donde evidentemente las políticas aplicadas durante los últimos años no produjeron los efectos esperados.
En turismo, como en otras áreas, la discusión es análoga a la del “huevo y la gallina”. Hay quienes dicen que no es viable un turismo sin infraestructura, en tanto otros sostienen que de nada sirve invertir si no existe suficiente demanda. Los primeros mensajes del nuevo director de Turismo, Marcelo Tortorella, resultan interesantes, ya que, según sus propias palabras, se buscará involucrar a distintos actores del sector comercial en objetivos comunes. Se apuntará -asegura- a la integración turística regional, la reactivación de sitios turísticos alternativos y el reimpulso del Plan de la Costa, además de la remodelación de la zona céntrica de la ciudad y la instrumentación de una agenda turística y deportiva para todo el año. La mancomunión de esfuerzos públicos y privados representa una excelente fórmula para el desarrollo turístico y por tanto es interesante la postura del nuevo director de Turismo, quien también deberá mantener y, en lo posible, mejorar aquellos proyectos de la anterior administración que representaron aciertos. El ejercicio del poder es circunstancial y por tanto debe priorizarse el interés común, mantener los procesos positivos y trabajar por un definitivo relanzamiento del “Paysandú turístico”.