Paysandú, Sábado 10 de Julio de 2010
Deportes | 05 Jul Sin dudas que la eliminación del Atlético Bella Vista estuvo plagada de errores, principalmente del árbitro Johnny Sum, quien tuvo decisiones que perjudicaron al equipo papal.
Si su actuación no hubiese sido sistemáticamente en perjuicio de Bella Vista, se podría decir que fue un arbitraje desacertado, equivocándose para los dos equipos, por lo tanto no habría perjuicios hacia ninguno de los dos y se podía tomar como una mala tarde el árbitro.
Pudo haber perdido perfectamente el equipo dirigido por Ulises Betti, sin necesidad de que el rival tuviese a su favor algo extra, que nada tienen que ver los jugadores del San Eugenio, quienes solo aprovecharon las oportunidades que le dejaba el juego.
Dentro de los errores notorios enumeramos los siguientes; hubo una mano dentro del área por parte de un defensa de San Eugenio, quien sin presencia de rival alguno, intentaba restar el balón cuyo pique del mismo dio en su mano y con el partido 0 a 0. El árbitro entendió que no hubo intención. Está bien si así lo hizo, pero cerca del área de Bella Vista, Nicolás Di Santo traba un balón con un rival y la pelota rebota hacia arriba y da en la mano de Di Santo, que la tenía pegada a su cuerpo, sancionó mano del jugador bellavistense ¿la otra no fue intencional y ésta sí?
El asistente Ruben López levanta su banderín y le marca que un delantero de San Eugenio bajaba el balón con la mano para dominarla, estando a una distancia no mayor a cuatro metros, sin embargo el árbitro que venía detrás a más de 20 metros, dejó seguir la incidencia haciendo gestos que había pegado en el pecho, lo que trajo aparejado un riesgo para el arco de Rotundo, salvando un defensa al córner. Sancionó una falta a favor del local cuando fue chocado claramente Lucas De Agustini de Bella Vista, por un delantero rival, de cuyo tiro libre sobrevino el tercer gol de San Eugenio.
Hubo faltas a los delanteros de Bella Vista, algunas muy cerca del área del dueño de casa que nunca vio y sin embargo cada vez que un jugador del papal iba a marcar a un adversario y éste perdía el balón, sancionaba falta.
A favor tuvo que expulsó correctamente a los bellavistense Darío Calabuig y Pablo Delgado, quedándonos dudas la de Mauro Basualdo, quien ni el propio jugador tenía conocimiento que le habían sacado amarilla en el primer tiempo como se lo manifestó el árbitro. Tampoco vimos las rojas a Di Santo y Ruben Lima, que ni la vieron los jugadores, cuando se armó un tumulto en mitad de cancha, las que aparecieron en el formulario expresando que había terminado el partido a los 44’ del segundo tiempo porque el papal había quedado con inferioridad numérica.
Un capítulo aparte del Veedor. Llegó cuando se iba a iniciar el segundo tiempo y además tomó participación como si fuera un allegado al Club San Eugenio y queriendo tomar decisiones que le competen al árbitro. Fue a sacar del banco de suplentes al técnico Ulises Betti, quien había sido expulsado por el árbitro y al negársele éste, llamó a las autoridades policiales para que lo sacaran. También se acercó al jugador Caratte y tuvo fuertes cruces de palabras, como así también con dirigentes, cuerpo técnico y allegados del Atlético Bella Vista. Tenemos entendido que el Veedor está para observar lo que acontece alrededor del espectáculo e informarlo en la planilla correspondiente para elevarlas a OFI y no tener diálogos fuertes con nadie del mismo y lo que es más debe estar como mínimo, una hora antes del la hora fijada del partido. Daniel Bazet Fernández.
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