En adhesión al
centenario de EL TELEGRAFO

Locales | 05 Jul Con un día soleado y temperatura primaveral el tiempo acompañó la convocatoria del Festival Aéreo que con motivo de los cien años de EL TELEGRAFO, reunió a miles de personas en el aeropuerto internacional “Tydeo Larre Borges”.
Además de contar con demostraciones de paracaidismo, parapente, aeromodelismo y “vuelos bautismo”, la jornada incluyó acrobacias aéreas y vuelos demostrativos de aeronaves de la Fuerza Aérea.
El primero de ellos tuvo lugar a las 10 de la mañana, cuando un avión de combate A37 a reacción surcó el cielo de la ciudad y sobrevoló el centro como saludo a nuestra casa periodística, despertando la curiosidad de los transeúntes y vecinos que, alertados por el rugir de sus motores, salió al exterior de sus casas para apreciar el vuelo. Lo escoltaronn un avión Pucará y un Aermacchi.
MUCHO PúBLICO
Desde la mañana fue importante la cantidad de personas que se acercó al aeropuerto local para conocer de cerca los aviones de la Fuerza Aérea y charlar con sus pilotos, en tanto que a partir del mediodía fue in crescendo la cantidad de público, que sobre las 15 horas era verdaderamente multitudinario, sin que nadie se arriesgara a cuantificarlo puesto que además de los cientos de automóviles que ya estaban instalados --y completando absolutamente el parque del aeropuerto--, el movimiento de ida y vuelta era incesante.
Desde el puente sobre el arroyo Sacra camino al aeropuerto, la fila de vehículos marchaba casi a paso de peatón, en tanto que a falta de lugar para estacionar en el propio aeropuerto, los conductores comenzaron a detener sus automóviles y camionetas en la curva de acceso al camino del aeropuerto, ubicada a aproximadamente diez cuadras de la terminal aérea. “Esto es una romería”, dijo un veterano cuando el equipo de EL TELEGRAFO ingresaba al aeropuerto. Y la verdad es que la presencia multitudinaria del público colmó las instalaciones, disfrutando ampliamente de las demostraciones de paracaidismo --fueron realizados 8 saltos con apoyo de los aviones del Aero Club de Fray Bentos y Aero Club de Guichón-- y aeromodelismo.
En tanto, no fueron pocos los que decidieron dar un paso más en el festival aéreo y pasaron de ser espectadores a vivir a pleno la adrenalina de un paseo aéreo en un “vuelo de bautismo” de los que ofrecía el avión del Aero Club de Guichón. Fueron realizados 15 “vuelos bautismo” con capacidad de hasta tres personas en cada uno de ellos. Darse el gusto costaba 300 pesos por persona.
No obstante, todos esperaban el plato fuerte de la tarde: las acrobacias de los aviones de la Fuerza Aérea. La despedida al avión Pucará fue seguida atentamente por la concurrencia y plenamente disfrutada por los más chicos. “Siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno ¡ahora!”, gritaba un coro de niños desde la azotea del aeropuerto para quedar, de inmediato, mudos cuando el avión encendió su primer motor como si hubiese estado pendiente del conteo. “¡Nos hizo caso!”, gozaban.
Al despegue siguieron un par de pasadas en vuelo lento y luego se lució con varias pasadas en simulación de ataque. El responsable del avión, capitán aviador Eduardo Correa, del Escuadrón Aéreo Nº1, dijo que nunca había visto tanta gente en el aeropuerto de Paysandú. Incluso se agotó la venta de artículos de souvenir con motivo de la Fuerza Aérea, como llaveros y adhesivos.
“Esto no tiene un sentido comercial, sino que surge a pedido de la gente. En lugares a los que vamos con más frecuencia a participar en demostraciones, la gente nos estaba pidiendo algún tipo de recuerdo y por eso ahora contamos con pañuelos, naipes, adhesivos, camisetas y otros”, dijo.
Agregó que es una buena forma de estar presente entre la población de las distintas ciudades y especialmente para que los niños y jóvenes conozcan la existencia de la Escuela Militar de Aeronáutica.