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Paysandú, Lunes 12 de Julio de 2010

Uruguay alcanzó un cuarto lugar teñido de historia

Deportes | 11 Jul URUGUAY 2 ALEMANIA 3
Escenario: Estadio Nelson Mandela Bay de Port Elizabeth.
Arbitro: Benito Archundia (México). Asistentes: Héctor Vergara (Canadá) y Marvin Torrentera (México).
Uruguay: Fernando Muslera, Jorge Fucile, Diego Lugano, Diego Godín, Martín Cáceres, Maximiliano Pereira, Diego Pérez (76’ Walter Gargano), Egidio Arévalo Ríos, Edinson Cavani (88’ Sebastián Abreu), Diego Forlán y Luis Suárez. DT: Oscar Tabárez.
Alemania: Hans Joerg Butt, Jerome Boateng, Arne Friedrich, Per Mertesacker, Denis Aogo, Bastian Schweinsteiger, Sami Khedira, Mesut Ozil (90’ Serdar Tasci), Marcell Jansen (80’ Toni Kroos), Thomas Muller y Cacau (73’ Stefan Kiessling). DT: Joachim Low.
Goles: 19’ Thomas Muller (A), 28’ Edinson Cavani (U), 51’ Diego Forlán (U), 56’ Marcell Jansen (A), 82’ Sami Khedira (A).
Amonestaciones: 5’ Denis Aogo (A), 6’ Cacau (A), 61’ Diego Pérez (U), 90’ Arne Friedrich (A).

No hay caso: la historia manda. La Celeste, empujada por el sentimiento de no querer perder jamás, como lo indica la herencia futbolística de nuestro país, se jugó de igual a igual frente a Alemania en búsqueda del tercer puesto del Mundial 2010.
Como manda la historia, la selección dio pelea hasta el final. No se rindió nunca a lo largo de su participación en Sudáfrica, y frente a los teutones no fue la excepción.
Y como pasó hace pocos días ante Holanda, cuando se perdió la posibilidad de clasificar a la final, Uruguay hizo que el partido se cerrara con el rival teniendo el corazón en la boca, sintiendo en propia piel lo que dice aquella leyenda que reza que la Celeste no se rinde hasta que no está terminado. Es cierto, esta vez el equipo orientado por Tabárez se quedó con las ganas de pintar de color cielo, por primera vez en la historia, el lugar del podio reservado al tercer puesto al perder 3 a 2. Pero también lo es que, como manda la historia, Uruguay no se rindió nunca; que tuvo a mal traer a su rival y que, arañando el milagro, en la última jugada del partido Forlán reventó el travesaño del arco defendido por el golero alemán.
La historia manda. Por eso había que salir a ganar, a dejar en claro que es mentira aquello de que jugar por el tercer puesto no tiene sentido. Y Uruguay mostró que quería podio, que mereció otra cosa más allá de la derrota final.
Es cierto que le costó entrar en juego, que cometió errores que no habían aparecido, y que no tuvo la fortuna de comenzar a tentar al destino cuando el árbitro no expulsó al alemán Aogo por una criminal patada sobre Pérez.
Y ni que hablar cuando a los 18’ los celestes se encontraron con un 1 a 0 en contra.
Estaba todo complicado. Un error de Muslera dando rebote tras un remate de media distancia le hacía todo cuesta arriba a la selección uruguaya pero, como señala la historia, Uruguay hizo borrón y cuenta nueva. Y antes de cerrar el primer tiempo llegó no solo el empate tras una rápida jugada que definió Cavani, y que se inició con el corazón de Pérez en la mitad de la cancha, sino que estuvo cerca de anotar el segundo.
Lo volvió a estar apenas iniciado el complemento, pero el golero rival dijo no. Pero el corazón de los leones de la mitad de la cancha jugaría un papel fundamental, como sucedió a lo largo del Mundial. Esta vez fue el “Cacha” Arévalo Ríos, que peleó y se transformó en delantero para enviarle la pelota a Forlán quien, como vino, le pegó a la pelota para dar vuelta el partido.
Uruguay la peleaba, como mandan las páginas de oro del fútbol uruguayo, aquellas que parecían tan lejanas. Y soñaba con otra hazaña tras dar vuelta el partido. Pero para la Celeste todo es complicado, como siempre.
Y dentro de un gran partido, de ida y vuelta, dos errores en el área uruguaya terminaron por darle un golpe demasiado duro a los celestes, un cachetazo que no merecían no solo por el camino realizado, sino porque tuvieron a los alemanes a mal traer. Porque se les plantaron con desfachatez, dejando en claro que querían el tercer puesto, Y estuvieron cerca.
Esta vez los errores del golero, el mismo que se calzó los guantes de todo el Uruguay en los partidos anteriores, alguna desatención defensiva cuando fue el orden uno de los movimientos más importantes de la selección en este camino mundialista, impidieron que Uruguay se subiera al lugar del tercer puesto, ese que siempre le ha sido esquivo.
Parece que la historia es guía de Uruguay que, como en el 70’, tuvo a mal traer a Alemania, pero fueron los teutones los que terminaron ganando y quedándose con la medalla de bronce.
Parece mentira, pero será que la historia manda: la Celeste no sale de campeón o de un cuarto lugar. Pero si bien esta selección uruguaya estuvo cerquita de escribir una página inolvidable en el libro de oro del fútbol uruguayo, de algo no caben dudas: pudo teñir de celeste, como pocas, el corazón de todo un pueblo. Y eso, en definitiva, también es hacer historia. STB


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