Paysandú, Sábado 17 de Julio de 2010
Locales | 16 Jul Nuestra recorrida semanal nos permite descubrir a nuevos personas y algunos de ellos esconden apasionantes historias, donde su fuerte pasado familiar los ha hecho asumir importantes compromisos en sus respectivas comunidades. Precisamente este es el caso de una mujer que ama su tierra, la que un día tuvo que dejar, pero que al volver siguió descubriendo cosas que la identifican plenamente. Y como nos ocurre frecuentemente cada vez que visitamos la casa de un vecino en el interior, aceptó contarnos parte de su historia.
Alba Guichón (82), está casada con Otto Dehl Bauer. Son padres de 5 hijos, uno de ellos fallecido. Es bisnieta de Teodoro Pedro Luis Guichón, fundador de la segunda ciudad del departamento.
Doña Alba fue docente en primaria y en el liceo de Guichón. Es hija de Alcides Guichón y tuvo 12 hermanos, algunos de ellos hoy fallecidos.
Trabajó 3 años en la escuela pública y luego ingresó a secundaria en tiempos de Traversoni, como profesora de español y literatura. Se jubiló en Solimar, luego de trabajar 10 años. Tuvo que viajar ante la necesidad de efectuarle a uno de sus hijos un tratamiento por ceguera. Desde 1980 a 1990 vivió en Montevideo, aunque nos indica que extrañaba horrible. “La verdad que vivir en Montevideo ni loca, fui únicamente por mis hijos. Después que mi hijo terminó el liceo ‘Luisa Luissi’ en la capital regresamos a Guichón”.
La tranquilidad de su pueblo le permite vivir con ciertas comodidades, aunque confiesa que si tuviera 40 años menos saldría a trabajar por la comunidad. “Me gustaría mejorarla. Recuerdo otra época mucho más profícua, cuando se festejó el cincuentenario. Había más entusiasmo en la gente. Confieso que saldría a limpiar y a carpir por toda la ciudad. Habría que hacer cordones en las calles para que la gente sepa donde puede hacer su vereda y donde poder construir. Hay vecinos que construyen en terrenos bajos y después le hacen el pavimento y quedan por debajo de los niveles. Eso no puede ser. Le confieso que me da cierta angustia, pero le juro que si salgo a hacer algo me van a decir que soy una vieja loca”.
En determinado momento observa por un instante a través de la ventana de su living y mira por unos minutos a unos niños que cruzan por la vereda vistiendo túnica blanca, entonces dice: “yo confío en ellos, son el futuro de nuestra sociedad”.
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