Opinion | 19 Jul Dos personas murieron debido a una ola de frío que azota el país en los últimos días. La primera víctima fue un hombre de 46 años, quien falleció por hipotermia en la ciudad de Chuy. La segunda, un hombre de unos 40 años que dormía en un monte cerca de la ciudad de Durazno. Dos personas que fallecieron por no tener algo indispensable para la vida: un techo. Dos personas que fueron víctimas no solo del frío, sino del olvido de la sociedad.
Un estudio realizado recientemente por el Ministerio de Desarrollo Social muestra un incremento del 68% del número de personas que se encuentran en situación de calle con respecto al anterior conteo efectuado en octubre de 2006. Actualmente, mil personas tan solo en Montevideo se encuentran en situación de calle, de los cuales 685 van a centros de atención nocturno.
Aunque el gobierno ha dispuesto refugios en todo el país para atender a las personas en situación de calle --y debe tenerse en cuenta que no puede obligarlas a concurrir--, lo cierto es que en épocas de frío están llenos o no están al alcance de algunos, como lo fue en el caso de quien dormía en un monte en Durazno.
Pero esta problemática no solo requiere de asistencia, sino de acciones para que ningún uruguayo llegue a la penosa condición de vivir en situación de calle. Según el estudio del Mides, el proceso de desafiliación social planteado comienza para los hombres ex jefes de familia con la pérdida del empleo, que luego se extiende a una desocupación prolongada, lo que conduce a una serie de problemas familiares, y finaliza con el alejamiento de los hombres de su propio hogar.
Claro que esto no solo es responsabilidad del gobierno, sino de la sociedad en su totalidad. Es necesario que se fortalezcan los lazos familiares para que quien se encuentre en una situación difícil pueda contar con alguien que le brinde resguardo y amparo, por lo menos temporalmente. También que si vemos a alguien en situación de calle no le demos vuelta la cara --una situación dolorosa no deja de existir simplemente si no la observamos-- sino que acerquemos una ayuda o informemos dónde se la pueden otorgar. Un cambio de actitud puede salvar una vida.