Paysandú, Martes 20 de Julio de 2010
Locales | 14 Jul No descolguemos
las banderas
Perdimos con Holanda, con medio equipo, con fallos arbitrales dudosos (y siempre con resolución contraria a nuestros intereses), con un gol en la hora y nuestros jugadores atacando y atacando, a puro corazón y los holandeses colgados del travesaño.
Acaba de terminar el sueño de salir campeones, de que esta selección sea la mejor de los últimos 60 años. Y luego de secadas las lágrimas internas, me pongo a pensar en lo que ha pasado estos últimos 20 días y me doy cuenta de que a estos jugadores y cuerpo técnico le debemos mucho más que el agradecimiento. Estos 30 tipos lograron lo que no he visto lograr a ningún político ni religioso, por lo menos mientras yo he vivido en Uruguay.
Estos 30 dignos representantes han logrado que todos los uruguayos estemos unidos. Unidos de verdad, porque en cada celebración de los pasos que iban dando, iba llegando más gente y lo que al principio eran algunos locos como Gorzy y mi padre que pensaban y decían que Uruguay podía ser campeón del mundo (yo creía que estar entre los 4 mejores ya era mucho) iba creciendo hasta este último martes en el que estoy seguro de que cada uruguayo se dio cuenta de que soñar está bien y que se puede alcanzar lo “imposible”.
Caminando por Paysandú, me di cuenta de que cada uno a su manera alentó a la selección, con una bandera en la puerta o la ventana, en el vehículo, con la camiseta puesta, con una vela a un santo, lo que fuera. Y en los festejos me abracé con gente que hacía años no me hablaba, me saludé con hinchas del otro cuadro que dice que es más grande que el mío, y así vi que la comunión entre la selección y la gente creció a puntos inimaginables.
Y todo se logró con planificación, sacrificio, buen juego, humildad. Pero todavía faltaba la lección del último partido. La lección que nos dieron hoy.
Gracias a lo que vi hoy, me enorgullezco de ser uruguayo. Hoy estos muchachos le mostraron al mundo que Uruguay sigue siendo lo que fue. Un país de gente que no se entrega, aún cuando todo parece perdido. Un lugar de gente milagrosa que con amor propio y mucho, mucho trabajo y corazón, puede sacar un penal en la hora con la voluntad, que puede hacer un gol en la hora contra Holanda y aún quedarle resto para empatarlo, si hubieran cobrado ese foul final o alguna otra cosa que vimos. Pero no lo hicieron y aún a así gallardamente salimos a pelear, sin protestar más que entre nosotros, sin pedir ni denunciar errores de nadie, sin llorarle a nadie por lo que pudo haber sido.
Por todo esto, creo que más allá de lo que pasó en el partido por el tercer puesto, es nuestra obligación como uruguayos, que a estos muchachos los recordemos como lo que han sido y no los dejemos en el olvido como pasó con tantos otros que cuando necesitaron algo, los que festejaron sus triunfos, simplemente, miraron para otro lado.
Y, sobre toda las cosas no descolguemos las banderas. No tiremos a la basura esta unidad que encontramos y que tanto puede lograr. No nos dejemos meter en la cabeza que somos un país chiquito, que somos un país pobre, que tanta cosa que nos quieren hacer creer. Somos uruguayos y unidos podemos con todo. Gracias muchachos por hacernos recordarlo. Los vamos a buscar al aeropuerto, para nosotros, son campeones. Alfredo
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