Paysandú, Martes 27 de Julio de 2010
Nacionales | 21 Jul “Tala con espinas y flores”
La cosa sigue tensa en la interna nacionalista. El presidente del Directorio, el senador Luis Alberto Lacalle, le respondió al senador Jorge Larrañaga, quien le había reclamado una autocrítica sobre el resultado electoral, aclarando que no se parece a “un ombú” sino a “un tala con espinas y flores”.
Consigna “El País” que al inicio mismo de la reunión de la Agrupación Nacional de Gobierno y en presencia de los dirigentes que pasarán a ocupar cargos en el Estado, Lacalle respondió las críticas del líder de Alianza Nacional, quien lo llamó “tapón” --en relación a la renovación generacional partidaria-- y “ombú” por “no dejar que a su alrededor crezca el pasto”.
Lacalle dijo no estar dispuesto a “permitir” tal afirmación. “Quiero decir que no me gusta esa imagen pastoril. Yo no soy un ombú, que es un árbol que no sirve para nada”, sino que “soy un tala, que es un árbol que crece entre las piedras y tiene espinas; pero también tiene flores muy dulces”, señaló, según informantes presentes en la reunión.
Tras la advertencia de Lacalle, Larrañaga se hizo cargo y respondió que se hacía “totalmente responsable” por sus afirmaciones a “El Observador”. Pero el senador Sergio Abreu intervino para poner paños fríos. “Esto no le hace bien al Partido”, porque “son expresiones que no reflejan lo que la gente espera, que es ser la columna vertebral de un proyecto de país”, dijo.
Defendieron su legado
Los ex intendentes salieron rápidamente a responder las críticas de las nuevas administraciones de Salto, Artigas, Treinta y Tres y Paysandú, que aseguran tener que lidiar con arcas deficitarias, desorden administrativo y maquinaria en estado casi ruinoso. Los ex jefes comunales se defienden, negando determinados asuntos y explicando otros.
Informa el matutino antes citado que el ex intendente de Salto, el frenteamplista Ramón Fonticiella, afirmó que la base de 74 millones de pesos que le dejó a la actual administración colorada de Germán Coutinho es “envidiable”. Señaló que aunque haya compromisos de corto plazo por 70 millones de pesos, “el flujo de caja de la Intendencia supera los 80 millones por mes”. “Ojalá nosotros, cuando asumimos, hubiéramos contado con un colchón de 74 millones de pesos; nunca lo tuvimos y lo fuimos generando año a año”, afirmó. También explicó sobre el caso de las boletas impagas por 481.285 pesos a un parador termal que aparecieron 48 horas antes de que entregara el poder. “Ésas fueron compras de tres años de alimentos al personal que va a cumplir tareas con viáticos a Termas del Arapey, y las comidas se contratan en ese parador porque es deudor de la Intendencia”, dijo. “Las facturas no se pagaron porque el parador nunca presentó los planos de una ampliación que se hizo y para la cual se presume que usurparon terrenos que no les correspondían. Por lo tanto, se le congelaron los pagos, pero no las compras, para no generarle un problema a la gente. Eso se sabía dentro de la Intendencia”, añadió el ex intendente. ¿Y no corresponde que las nuevas autoridades estén al tanto de todos esos entreveros? Como Fonticiella, otros ex intendentes frentistas defendieron su gestión y el legado que dejaron a los nuevos jerarcas.
El ex intendente de Treinta y Tres, Gerardo Amaral, también afirmó que la nueva administración, del nacionalista Dardo Sánchez, se encontró con una situación “incomparablemente mejor” a la existente cuando el Frente Amplio comenzó su gestión. En el caso de Artigas, donde la administración pasó a ser frenteamplista, el ex intendente nacionalista Julio Silveira indicó que entregó la intendencia “con las cuentas totalmente saneadas y todos los compromisos saldados. Hay cinco millones de dólares en el banco y en cuanto al parque vial, está 100% operativo, con un buen porcentaje de maquinaria nueva o recuperada en talleres, camionetas 0 km y 660 cuadras nuevas de asfalto”. “Yo me presenté a la reelección para quedarme otros cinco años; mal podía dejar la casa en desorden”, añadió.
Frente Amplio a dieta
Los sectores mayoritarios del Frente Amplio quieren bajar el peso de los grupos menores --como el 20 de Mayo o el Partido Obrero Revolucionario--, es decir, reducir su poder de decisión, y encaminarse a una reforma estatutaria que les impida “trancar” las decisiones en el plenario. Consideran que treinta sectores con voto “son demasiado”.
“El Frente Amplio debe encaminarse a privilegiar los acuerdos políticos por sobre los grupos que existen para marcar perfil. Ellos van a dar pelea pero en algún momento deberán comprender que tenemos que someternos a reglas racionales”, indicó a “Últimas Noticias” una fuente de la coalición de izquierda. La aspiración es promover “corrientes de opinión” que permitan la existencia de los grupos menores pero agilicen el sistema de toma de decisiones. La proliferación de sectores y listas electorales pone al Frente Amplio en el riesgo de “ingresar en un proceso de tradicionalización. Hay un estado de inquietud que nadie se atreve a negar”, dijo el senador y líder de la Vertiente Artiguista, Enrique Rubio.
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