Paysandú, Martes 27 de Julio de 2010
Locales | 23 Jul Cada vez que visitamos el medio rural nos invade una extraña sensación, cuando los protagonistas de estas historias nos relatan sus sueños e ilusiones, muy distintas a las de un vecino de ciudad.
Lucas Melgarejo (13) y Eliseo Silva (14) son dos adolescentes que viven en el interior sanducero. Como cualquier muchacho que proyecta sus sueños, pero en estos casos sin tener grandes aspiraciones de futuro, se animaron a contarnos sus historias de gurises que conviven entre andar a caballo, estudiar y trabajar en la chacra.
Madrugar y trabajar en la tierra, estudiar y recorrer algunos kilómetros para cumplir con el liceo, es apenas la muestra del compromiso de estos gurises, que por lo pronto no cambian por nada el vivir en el entorno natural del campo. Según Lucas no imagina irse para otro lado, porque como dice él y para asombro de muchos citadinos, “vivir en la ciudad resultaría muy aburrido”. Ambos coinciden en aspectos que hacen a la buena convivencia entre los vecinos y guiados por los consejos de los mayores intentan construir sus propios caminos.
Oriundos de la colonia 19 de Abril, recorren 9 kilómetros para cumplir con sus estudios en el liceo rural que funciona en el establecimiento de la escuela 19 de Estación Porvenir. De los 9 kilómetros, dos lo hacen a caballo hasta el mojón 33,500. Tras dejar los equinos en un piquete de un amigo, toman el ómnibus que cruza a la hora 11 por la ruta 90 todos los días y que finalmente los deja a muy pocos metros de su escuela.
Lucas cursa séptimo año y Eliseo octavo, y confiesan que si bien por la zona donde viven no hay muchas posibilidades de diversión, las salidas están circunscriptas a algunos festivales, criollas en algún establecimiento cercano o quermeses en la escuela.
Lucas es el mayor de 3 hermanos, y se levanta a las 7 para ayudar a su abuelo que planta algunas hortalizas para consumo familiar. Hacer surco para preparar la tierra, ordenar las herramientas y ser aplicado al momento de encarar las actividades de la chacra son aspectos que forman parte intransferible de sus vidas. Eliseo cumple con octavo año y tiene una rutina similar. Asegura que le gusta mucho el campo. Sostiene que la ciudad es muy aburrida: “Nos gusta acá, porque todo es más tranquilo”. Si bien estos dos gurises van a clases en horario vespertino, llegan sobre el mediodía porque almuerzan en el comedor de la escuela. Mientras la conversación iba llegando a su fin, los movimientos de la culminación del turno matutino anunciaban la hora del almuerzo y el posterior comienzo de las clases vespertinas del liceo rural.
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