Opinion | 29 Jul Tras haber tomado contacto directo con la situación de las termas sanduceras, las recientes manifestaciones de los flamantes responsables del área turística sanducera no solo confirman sino que “calan más hondo” sobre las situaciones negativas y las carencias que planteáramos tiempo atrás.
El director municipal de Turismo, Marcelo Tortorella, y el asesor Remo Monzeglio definieron la situación claramente al indicar que nadie invertiría en infraestructura hotelera en un lugar como hoy está Guaviyú, “porque en vez de ir avanzando, retrocedemos. Guaviyú lamentablemente en los últimos años ha retrocedido mucho, por lo que nuestra principal tarea es ordenamiento del centro comercial, emprolijamiento de la motelería, la zona de camping; todo el aspecto general del complejo”.
Al ser consultado sobre si mejorar las termas pasa por subir las tarifas o buscar otros incentivos para inversores, Monzeglio sostuvo que “hoy pasa por todo eso. No puede haber un producto deficitario en la Intendencia, hay que adaptar las tarifas a lo que permita salir en paridad, como primera cosa. Luego un ordenamiento territorial, logístico, de imagen, que haga que el producto esté a la altura de los precios que vamos a cobrar. Y también apostamos mucho a que el empresario que está trabajando ahí, entienda en qué camino vamos, que ellos también puedan mejorar los precios que se cobran”. A su vez, el director Marcelo Tortorella acotó: “en realidad los precios que se cobran en Guaviyú es como si fueran de Punta del Este, pero con un servicio general de cuarta”.
Sobre las intenciones del Gobierno Departamental en el tema se manifestó: “Lo que queremos es que haya gente durante todo el año, porque tiene un camping excelente, un parque hermoso, un plan de senderos temáticos que vamos a empezar a trabajar, una capacidad de camas muy importante no solamente en los municipales sino en toda el área privada que aspiramos a desarrollar a través de la venta de lotes, y vamos a mejorar con la instalación de la nueva red eléctrica, que le va a reportar un beneficio económico al municipio que no va a tener que hacerse cargo de los 80 mil pesos mensuales que nos cuesta a todos los sanduceros tener el área privada, porque la luz se la proporciona la Intendencia” (en Guaviyú también, como en Almirón).
Con estas y otras mejoras, el director municipal afirmó que “vamos a hacer una licitación para la instalación de un hotel”, y seguir vendiendo terrenos, porque “queremos articular la gestión con la actividad privada para que el municipio se encargue de que las piletas funcionen, que los baños públicos estén impecables. Y eso tiene un costo, y hoy el mantenimiento de todo eso se diluye en la ecuación de costos, representa un costo importante para el erario de Paysandú que genera una inequidad terrible, porque el contribuyente de Paysandú está pagando el déficit para que un señor de la Argentina o de Montevideo venga a disfrutar de nuestros centros termales”.
Las termas sanduceras, para ser más precisos, las que se encuentran en la órbita municipal son, por lo menos hasta ahora, el principal atractivo para fomentar una corriente turística más importante que genere ingresos y posibilidades de trabajo y por lo tanto la intención de las autoridades locales de recuperarlas, ordenarlas y mejorarlas debe ser recibida con beneplácito.
La concreción material de esas mejoras deberá ser, sin embargo, solo una parte de la tarea comunal porque, sin dudas, se aprecia claramente la necesidad de que las Termas de Paysandú cuenten con una estructura formal y un objetivo claro.
¿Un servicio estrictamente municipal?; ¿Un emprendimiento privado con la Intendencia sólo como proveedora del agua termal?; ¿Una sociedad mixta, públicos y privados?
Esto debe definirse como pilar fundamental para, con la base de las termas recuperadas, encarar un plan sólido que lleve estos lugares a ocupar un lugar preponderante en la oferta turística regional.