Opinion | 28 Jul En un programa emitido el día 27 del presente mes (ayer) del ciclo “Almorzando con Mirtha Legrand” que se emite por Canal 2 “América” de La Plata, Argentina --aquí se ve a través de “América Internacional” en los sistemas de cable locales-- dialogaron con la famosa conductora el jefe de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires Mauricio Macri, el carilindo periodista del mismo canal Guillermo Andino y otros comunicadores –parafraseando a Cervantes-- de cuyo nombre no puedo acordarme, además del flamante entredicho entre Marcelo Tinelli y Ricardo Fort dedicaron una buena parte del espacio a hablar sobre temas de la política y los políticos en la Argentina.
Antes de proseguir, resulta de extrema necesidad aclarar al lector que no ha cometido un error, no se salteó páginas y está en la sección de espectáculos, tampoco hemos creado una nueva sección de chimentos llamada “Opinión” y mucho menos pretendemos escribir sobre el tema. Que al Director nunca se le ocurra indicarnos que debemos redactar una nota sobre los trascendentes resultados de “Bailando 2010” o el enfrentamiento de la uruguaya Mónica Farro con su “colega” Rocío Marengo.
En realidad, deseamos referirnos a las expresiones vertidas en ese tramo donde se formularon apreciaciones de diversa índole sobre la forma de hacer política y los políticos argentinos. Es así que se resaltó varias veces que los enfrentamientos políticos se asemejan a una guerra, habiéndolos comparado con las batallas campales de los “barrabravas”, habiéndose llegado a afirmar que en política un adversario no es considerado como tal sino como un enemigo.
Pero llamó la atención, por lo menos para algunos uruguayos que estábamos mirando el programa, que permanentemente sobrevoló la conversación la presencia y la imagen de nuestro país.
En efecto, en más de una oportunidad se puso como ejemplo al Uruguay en el sentido que aquí la política no es una “guerra”, que los adversarios no son ni actúan como enemigos. Varias veces se hizo mención a dichos y actitudes del presidente Mujica en ese sentido, así como fueron aludidas actitudes públicas de los principales dirigentes de los partidos políticos criollos. Como los actos en conjunto y el diálogo permanente sobre temas fundamentales de la vida de la Nación.
Por otra parte, el mandatario de nuestro país se apresta a viajar a Bogotá, formalmente, para participar en la ceremonia de asunción del mando del nuevo presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, pero se sabe que procurará establecer una instancia de diálogo apuntando a solucionar la tensa situación existente entre ese país y Venezuela. Tan es así que se cambió la idea original que había en el Gobierno de que el representante uruguayo en la ceremonia fuese el vicepresidente Danilo Astori.
Mujica se ha manifestado amigo de Chávez y que no se va a pelear con Colombia, por lo que la iniciativa parece ser adecuada y oportuna. Seguramente el prestigio y el respeto que ha ganado Uruguay en los últimos 25 años es un respaldo trascendente para encarar una gestión de tal magnitud con posibilidades de éxito. “Lo menos que se precisa en esta América es bronca”; “es antinatural que existan estas controversias” y mostrándose dispuesto a ayudar: “siempre que podamos vamos a dar una mano en ese sentido”.
Vemos pues que opiniones de políticos y periodistas destacan públicamente el prestigio y la imagen que nuestro país ha logrado internacionalmente. No es poca cosa que se ponga por ejemplo nuestra forma de encarar la política, el respeto y la convivencia de que hacemos gala.
Es por eso que podemos sentirnos orgullosos los orientales, porque sin ninguna duda es una imagen real y fidedigna que hemos construido entre todos.