Paysandú, Domingo 01 de Agosto de 2010
Locales | 29 Jul Aunque existe desde hace ocho años, la Medicina Familiar y Comunitaria aún no tiene el reconocimiento social que merece como herramienta clave como puerta de entrada al sistema de salud. Tampoco logran llenarse los cupos anuales disponibles para formarse en esta especialidad una vez que los estudiantes egresan de la carrera universitaria en Medicina. Aún así, hay pasos alentadores que están dándose desde el sistema de salud y la academia, según opinó la doctora Diana Domenech, profesora adjunta en la enseñanza de dicha especialidad, quien junto a la profesora Martha Elichat imparten en el Centro Universitario de Paysandú un curso de capacitación permanente sobre Atención Primaria en la Salud.
“El curso se propone generar una reflexión desde la práctica en el primer nivel de atención, profundizando sobre los principios que sustentan la estrategia de Atención Primaria de Salud, eje del modelo de atención que propone el actual sistema de salud”, explicó.
Recordó la especialista que la Medicina Familiar y Comunitaria “es efectora de esa estrategia desde sus orígenes y esto, que tiene mucha historia en otros países --donde surge en la década del ‘50-- pero no en el nuestro donde fue aprobada como especialidad por la Facultad de Medicana en el 2002 aunque hay experiencias de cargos creados por Salud Pública desde 1987”.
“El camino de reconocimiento de la especialidad ha sido lento y no ha sido fácil. La Medicina Familiar y Comunitaria se posiciona como la especialidad que es la puerta de entrada al sistema de salud y trabaja exclusivamente en el primer nivel de salud desde una visión integral y longitudinal de la atención”, añadió.
En cuanto a la evolución de la especialidad dentro del sistema de salud, comentó que la experiencia ha sido distinta en el sector público --que la incorporó antes-- y la salud privada. “De a poco nos vamos aproximando al reconocimiento del rol del médico de familia como puerta de entrada del sistema pero hay mucho por trabajar todavía”,sostuvo.
“Hace un par de años el MSP creó los primeros cargos de médico de área que tenían ese perfil y,en 2008 fueron creados ocho nuevos cargos en el ámbito público. Hay muy poca experiencia de ejercicio de esta especialidad en instituciones privadas, las cuales actualmente tienen cargos de médico de familia que son ocupados por el médico general. El nuevo sistema de salud introduce como exigencia la figura del médico de referencia, que tiene que ser un médico general o de familia. El médico Familiar y Comunitario está especializado para el cumplimiento de las metas prestacionales de Atención Primaria de Salud”, agregó.
UNA ESPECIALIDAD
“La Medicina Familiar y Comunitaria es una especialidad igual que el resto de las especialidades médicas. Hay que hacer la carrera de Medicina y luego tres años más de especialización”, explicó la doctora Domenech.
Sin embargo, no cuenta con el reconocimiento social que tienen otras especialidades que se consideran más prestigiosas o que son vistas como fuentes de mayores ingresos económicos y esto incide en la elección profesional de los estudiantes de Medicina. “Cuando surgió la residencia, que es el mecanismo por el cual los médicos accedemos a la especialidades, había cuatro cupos para hacer Medicina Familiar y hoy hay 50 y no se llenan. Nuestros estudiantes son el reflejo de la idiosincracia general”, informó. El dato alentador es que el Departamento de Medicina Familiar y Comunitaria de la Facultad de Medicina actualmente tiene un peso muy importante en el currículum de la carrera de Medicina. “Al estar en toda la carrera permite una aproximación temprana y continua de los estudiantes a la especialidad y de a poco ésta se va conociendo”, puntualizó.
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