Opinion | 04 Ago Días pasados, en ocasión de la Fiesta de la Colonización que se realiza en San José, provincia de Entre Ríos, escuchamos a un turista de Buenos Aires preguntar sobre el cruce del puente General Artigas a un expositor de artesanías local, puesto que deseaba conocer Paysandú. La respuesta fue tan inmediata como contundente: “¿sabe usted lo que cuesta cruzar el puente aunque sea para estar un rato en Uruguay?” A lo que se refería en entrerriano es al alto precio del peaje del paso de fronteras, que para un viajero extra región suma 200 pesos uruguayos –o su equivalente en moneda argentina-- entre ida y vuelta. Los “locales” en cambio, podemos acceder a una tarjeta de descuento proporcionada por la CARU que reduce ese valor a la mitad, a razón de 50 pesos por cruce.
Resulta entonces sumamente oneroso para un extranjero que circunstancialmente desee visitar nuestra ciudad por unas horas, especialmente teniendo en cuenta que dichos valores son superiores a la suma de todos los peajes que un porteño debe pagar para viajar por autopistas y rutas desde el centro de Buenos Aires a Colón, aún considerando el de los puentes de Zárate-Brazo Largo.
En definitiva, el peaje del puente General Artigas atenta contra las aspiraciones sanduceras de captar parte del turismo que congrega la vecina ciudad de Colón, a solo 20 kilómetros de Paysandú.
La “tarjeta vecinal” no sirve para este propósito, puesto que si bien es una excelente herramienta para la integración regional o --en su faceta más negativa-- para fomentar el contrabando, no contempla al verdadero turista, que para degustar una simple pizza en Paysandú además de “comerse” las esperas del puente, debe dessembolsar el equivalente a un comensal más para cruzar.
Sería entonces mucho más lógico proceder como se hace en el puente Rosario-Victoria, ubicado sobre el río Paraná entre las provincias de Entre Ríos y Santa Fe, que cobra el peaje completo a la ida y si el retorno se produce antes de las 24 horas, presentando el tique anterior es gratis. Con eso nos evitaríamos además todo el trámite para la obtención de la susodicha tarjeta, los actuales beneficiarios de esta seguirían pagando lo mismo que hoy y el puente sería un verdadero factor dinamizador del turismo local.