Opinion | 08 Ago Entre bromas de Lula a Néstor Kirchner y justificaciones de Hugo Chávez por su ausencia por razones que fueron desde una gripe muy fuerte al temor a una escalada en su conflicto con Colombia, la cumbre del Mercosur aprobó en San Juan, Argentina, el Código Aduanero del bloque.
Se trata de un conjunto de normativas consideradas clave para el funcionamiento de la integración comercial del Mercado Común del Sur cuya creación ya estaba contemplada desde la firma del Tratado de Asunción de 1991 y el Protocolo de Ouro Preto de 1994, que sentaron las bases jurídicas del mercado común del sur. La mayoría de los artículos estaban acordados pero las disputas sobre la fijación de retenciones trabaron el proceso de redacción final.
Ahora, pese a las diferencias, finalmente el código no obligará a modificar el actual esquema de aplicación de los derechos a las exportaciones, conocidos como retenciones, que los cuatro miembros plenos, Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay, vienen estableciendo en forma independiente. En este punto, Argentina logró hacer prevalecer su punto de vista sobre el uruguayo tras una reunión secreta de los presidentes José Mujica y Cristina Fernández acompañados por los ministros de Economía de ambos países.
Desde 2004 Uruguay había sostenido siempre que los montos de las retenciones debían ser fijados por el Mercosur mientras que Argentina, Brasil y Paraguay querían que fuera un instrumento aplicado por cada país. Muchas veces el gobierno uruguayo reclamó al argentino que las retenciones distorsionan el comercio.
Este acuerdo adquiere especial importancia para destrabar la negociación comercial para el establecimiento de un área de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Así lo reclamaban específicamente los europeos que colocan sus productos en estos mercados.
Sobre este asunto, el influyente periódico argentino “Clarín” indicó: “Pese a que logró su objetivo, en rueda de prensa Cristina se negó a dar detalles precisos de qué se le dio a los uruguayos para que cambiaran su postura. Antes Lula da Silva había dicho que ésta había sido ‘la mejor’ cumbre del Mercosur desde su fundación”. Pero sin dudas, se trata de otro punto en el que ha cambiado de rumbo la política exterior uruguaya, especialmente en el relacionamiento con los países vecinos. Y quizás exista conexión con lo manifestado en tono de broma por el presidente Lula quién mencionó en su discurso, al no verlo sentado en sala, que Néstor Kirchner debía andar por alguna “bilateral” y Lugo, cuando el ex mandatario argentino retornó a su asiento, exclamó: “ahora se tiene que quedar porque es Secretario General de la Unasur”.
Previamente, en la primera jornada de la reunión, los cancilleres y ministros de economía habían dado otro paso en la misma dirección al anunciar un acuerdo para eliminar el doble cobro de arancel para los productos que ingresan desde fuera del bloque. Se establece así la posibilidad, en forma gradual desde el 2012, de avanzar hacia un reordenamiento de la distribución de la renta aduanera y la libre circulación de bienes dentro de la zona sin constituir un área de libre comercio. Debe considerarse esta instancia como un paso crucial en el establecimiento de la normativa del Mercosur, que será fundamental para que a partir de su aplicación se reavive el espíritu integracionista del bloque para que “las cosas marchen como es debido”.
Ahora el documento debe ser considerado y eventualmente aprobado, por los parlamentos de los países integrantes del bloque. En principio, la presentación de un Código Aduanero que cuenta con el consenso de los presidentes de las naciones involucradas es un paso trascendente y ciertamente, puede ser el comienzo de logros más ambiciosos aún como la libre circulación en todo el territorio de los países hermanados formalmente por el Tratado de Asunción.