Opinion | 13 Ago Durante años las negociaciones bloque a bloque entre el Mercosur y la Unión Europea han quedado prácticamente paralizadas, fundamentalmente porque la mayor economía del bloque sudamericano, Brasil, ha sido renuente a que se registren avances, en el marco de su política de lanzarse a jugar en la “cancha grande” como país emergente.
Por supuesto, esta posición no puede ser compartida por Uruguay, que al igual que Paraguay, desde que se creó el bloque regional ha estado atado al bilateralismo que han protagonizado Argentina y Brasil, los que han asumido por su cuenta decisiones que luego han presentado a los socios menores como hechos consumados, y planteándolo como un “tómenlo o déjenlo”.
Ante este escenario el vicepresidente de la República, Danilo Astori, volvió a reclamar en las últimas horas a Argentina y Brasil que se le permita a Uruguay concretar acuerdos comerciales por fuera del Mercosur e insistió con la idea de promover el “regionalismo abierto”.
En el cierre del Foro de Integración Uruguay-Brasil que se desarrolló en Montevideo, el ex ministro señaló que “estamos concediendo a nuestros socios de Mercosur mayores ventajas que las que concedemos al resto del mundo. De lo que se trata es de que esa concesión no sea un cierre a la competencia internacional”.
Sostuvo asimismo que “no tenemos que creer que el Mercosur es una estación terminal, sino una suerte de plataforma de lanzamiento colectivo con nuestros vecinos para integrarnos con el mundo en su conjunto”.
Este es precisamente el punto a tener en cuenta, desde que nuestro país como economía pequeña, necesita abrirse al mundo y “comerciar con el que se descuide”, como manifestara gráficamente en su momento el presidente de la República, José Mujica, reflejando una realidad que solo no ve quien no quiere ver y que es diametralmente opuesta a la de los grandes vecinos.
El “regionalismo abierto” no debería ser solo una aspiración o un reclamo que se lanza en este tipo de foros, sino un camino a recorrer para hacer realidad esta plataforma de lanzamiento común, que hasta ahora ha quedado solo en los papeles.